lunes, 2 de noviembre de 2009

Los Evangelios

Si prescindimos de todo lo fantástico e infantilmente sobrenatural, los Evangelios son una bella y dramática leyenda, en cuya sustancia hay muchas ideas del posterior socialismo. El fallecido exponente de la socialdemocracia alemana, Willy Brandt, consideraba el Sermón de la Montaña (tomado de la religión egipcia de Isis, Osiris y Horus, tres mil años antes de la era cristiana) como una piedra angular de la filosofía del socialismo democrático,

Los Evangelios fueron escritos desde finales del siglo I y durante el siglo II por un equipo de narradores judíos, que "enriquecieron" el texto con fragmentos de notas manuscritas en papiros por presuntos discípulos del predicador Jesús. La diversidad de los autores y de las fuentes copiadas han sido la causa de que los Evangelios contengan numerosas contradicciones, registradas por eruditos e investigadores. Citamos una contradicción muy acorde con estas fechas de noviembre. En "Universion.com" se reseña:

Mateo 27: 51-53

51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hundieron.

52 Se abrieron los sepúlcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.

53 Y, saliendo de los sepúlcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

La pregunta que se impone es: ¿cómo es posible que de haber habido muertos resucitados y caminando por las calles de Jerusalén, nadie más que Mateo se enteró? Ningún otro de los evangelistas menciona este fantástico despliegue de imaginación.

Existe una intensa polemica entre teólogos e investigadores sobre la autoría de los Evangelios. Los investigadores de religiones Timothy Freeke y Peter Gandy opinan que el colectivo de escritores de los Evangelios escogería algunos nombres escritos en los papiros de quienes se decían "testigos" de unos hechos, que habrían acaecido unos 90 años antes de ser consignados por escrito, o bien, pusieron los nombres que les pareció más adecuados.

La verdad ya nunca se sabrá. Pero ha quedado una leyenda, que después de dos mil años tiene ya vida propia y en la que creen más de dos mil millones de cristianos en todo el mundo.

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