jueves, 7 de enero de 2010

Juan Eslava Galán: "El catolicismo explicado a las ovejas"

Divertido y sarcástico, el historiador Juan Eslava Galán hace un recorrido por los orígenes del cristianismo, los Evangelios y otros dogmas para desmontar mitos, mentiras y falsificaciones mantenidas por la Iglesia católica. Acaba de publicar 'El catolicismo explicado a las ovejas' (Planeta).
El escritor andaluz se declara católico y apostólico, y explica con ironía que viene observando con gran preocupación y “creciente desasosiego, que muchas ovejas de la grey cristiana abandonan el aprisco, prescinden del director espiritual y descuidan los sacramentos para limitarse a practicar un catolicismo tibio y acomodaticio o directamente no practican nada”. En otras palabras, “somos cristianos por pura rutina, por mero acomodo social, porque hemos nacido aquí, en la católica España, en la nación predilecta del Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada...” Sin abandonar la sonrisa, vayamos por partes.
-“El catolicismo explicado a las ovejas” es todo un desafío. Sus reflexiones, preguntas, ironías, y toda la documentación que aporta, creo que no va a dejar a nadie indiferente. ¿Cómo surgió la idea del libro?
-Fue hace un par de años y me puse a la tarea inmediatamente. Lo que ocurre es que el tema me ha interesado toda la vida y bien podemos decir que llevo al menos cuarenta años acumulando lecturas, reflexiones y notas.
-En los últimos tiempos proliferan libros críticos con las religiones o sobre el tema del ateísmo. ¿A qué cree que es debido?
-Considero que esa proliferación de libros se debe a la elevación del nivel cultural de la gente y, sobre todo, a la ausencia de esa censura que hasta ahora mantenía amordazadas a las voces críticas. De pronto los católicos se plantean preguntas acerca de la sensatez de los mitos que les han inculcado desde la infancia. Eso es saludable.
“Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer en que la vida no termina con la muerte”.
-“La iglesia católica vive del saqueo: saquean las religiones del entorno...” comenta en su libro. ¿De dónde proceden los principales dogmas de la religión católica?
-Los dogmas son producto del confuso desarrollo del corpus cristiano en los primeros siglos de su andadura. Por una parte plagian mitos de las religiones mistéricas del siglo I y, por otra, intentan legitimarse con las profecías mesiánicas de la Biblia. La imposibilidad de armonizar ideas de tan opuestos orígenes los lleva a incurrir en absurdos y contradicciones que ellos resuelven del modo más burdo: proclamando esos dogmas y misterios que el cristiano está obligado a creer si quiere salvar su alma, aunque repugnen a la razón y al sentido común.
-¿Cree usted que un análisis crítico -en profundidad-, hecho hoy en día acabaría con cualquier religión? ¿Para qué fueron creadas?
-No creo que un análisis crítico pueda acabar con ninguna religión. De hecho, el análisis de los textos de la Biblia y del Nuevo Testamento ha demostrado sobradamente, incluso para estudiosos católicos, que todo es una patraña mantenida por la Iglesia y sus secuaces -o sea, las clases privilegiadas- a lo largo de la Historia. Sin embargo muchas personas aterradas por la idea de la muerte necesitan de ese asidero para consolarse con la idea de una vida de ultratumba mejor que ésta.
-¿Qué se esconde tras la fe? ¿Para qué se ha utilizado?
-La fe se ha utilizado para mantener a los fieles resignados con las injusticias del mundo. Es un instrumento en manos de las clases privilegiadas y de una institución, la Iglesia, que vive de vender humo. Esto es aplicable a las distintas religiones, claro.
-¿De dónde han salido los Evangelios?
-Los Evangelios son compilaciones de anécdotas tocantes a la vida de Jesús. Se compusieron años después de su muerte y recibieron añadidos y supresiones según los intereses doctrinales de cada momento. Por eso están trufados de contradicciones y patrañas que no se sostienen.
-Asegura que el Jesús histórico no tiene nada que ver con el Cristo inventado por la Iglesia. ¿Por qué siempre han negado la parte humana de Jesús, el luchador, el que recorría los caminos a pie y tenía tentaciones? ¿Qué Cristo nos han presentado?
-El Jesús histórico es radicalmente diferente al Cristo inventado por San Pablo, que fue el verdadero fundador del cristianismo. La Iglesia nos ha presentado ese Cristo, legitimándolo con un barniz de Jesús. Cuando se estudia un poco su formación, enseguida se advierten las incoherencias. La Iglesia, lo sabe, por supuesto, pero sigue viviendo de su mentira.
“La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia”.
-Son muchos -incluso católicos- los que dicen que Jesús nunca creó una Iglesia, que su mensaje era universal. ¿Qué piensa al respecto?
-Jesús nunca creó una Iglesia. Era solamente un judío preocupado por la independencia de su pueblo sojuzgado por Roma y por la pureza del judaísmo. Él nunca dejó de ser judío, ni hubiera soñado con ser otra cosa, ni mucho menos con redimir de nada a la humanidad. Esas preocupaciones universalistas pertenecen al Cristo inventado por San Pablo.
-¿Sigue siendo España católica?
-En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta por ciento de fieles que se bautizan, casan y entierran por la iglesia y que celebran la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética como sucede con la Semana Santa. El resto, una minoría creciente, ignora a la Iglesia y hace su vida al margen de ella. Cabe añadir que según la Constitución, que debería informar nuestras leyes, España es un Estado laico aconfesional, pero debido a que el gobierno socialista no se impuso en su momento porque temía que lo tacharan de “comecuras” -el espectro de la Guerra Civil-, la Iglesia se ha subido nuevamente a las barbas del Estado y aquí estamos todos, manteniéndola con nuestros impuestos de una manera absolutamente inconstitucional.
-Las encuestas revelan que la mayoría de católicos lo son por rutina, por acomodo social. ¿Dónde han quedado las convicciones? ¿Existieron algún día?
-Esas convicciones existieron en su día y muy arraigadas, pero eran fruto del adoctrinamiento temprano, antes de que las criaturas tuvieran uso de razón, y de la notable incultura en que la inmensa mayoría de los españoles ha vivido hasta tiempos recientes.
-Tenemos en estos momentos a la Conferencia Episcopal en plena campaña. Ahora es con el tema del aborto, antes con la Educación para la Ciudadanía, asignatura de religión, símbolos religiosos en lugares públicos... ¿Cómo debe entender un Estado aconfesional este tipo de “presiones”?
-El Estado debería dejar de costearlos, debería suprimir sus privilegios y debería aplicarles la ley vigente como a cualquier otra asociación autorizada. La Iglesia podría hacer propaganda contra el aborto, contra el matrimonio homosexual, contra la pederastia clerical y contra lo que quiera, del mismo modo y con la misma libertad con que los ecologistas y otras asociaciones se oponen a la deforestación y a la matanza de focas.
“En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta que se bautiza, casa y entierra por la iglesia y que celebra la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética, como sucede con la Semana Santa”.
- ¿Cómo ha dibujado a la mujer la religión católica y con qué resultados?
-La Iglesia se ha servido de la mujer y se sigue sirviendo de ella. Les parece que es una criatura limitada que no puede parangonarse con el hombre, una consideración que quizá hunde sus raíces en la propia represión sexual a la que los condena el celibato.
-¿Qué réditos le ha supuesto a la Iglesia católica el famoso pecado original?
-La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia. Hoy esto se disimula para adaptarse a los nuevos tiempos en que la gente ya no es tan crédula. La estupenda invención del Purgatorio, esa variante del Infierno, les produjo muy saneados ingresos durante siglos.
- Una buena pregunta que usted mismo formula en el libro... ¿Por qué Dios nos dotó de orgasmos si luego resulta que copular es pecado, o sea mal? ¿Por qué esa obsesión con el sexo como mal?
-La obsesión de la Iglesia por el sexo es consecuencia de la absurda norma que los condena al celibato. Los reprimidos sexuales no piensan en otra cosa. Es curioso que la Iglesia se presente como defensora de la familia cuando prohíbe a sus profesionales casarse y tener hijos contrariando la ley natural y la supuesta ley divina (“Creced y multiplicaos”).
- Dice usted que no hay más ciego que quien no quiere ver. Después de todo lo expuesto en el libro, ¿ante qué cosas giran la cabeza los católicos y evitan formularse preguntas? ¿Existe miedo?
-Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer que la vida no termina con la muerte. Personalmente no me parece censurable, allá cada cual. Lo que es intolerable es que intenten imponer sus ideas, normas y prejuicios a la sociedad laica y que intenten imponer sus prejuicios a las leyes del Estado aprobadas por un parlamento democrático.
-Dígame qué sensación personal le quedó cuando escribió la última línea del libro. ¿En qué situación quedó su espíritu?
-Sentí una inmensa paz interior, una paz evangélica porque estoy convencido de que su lectura puede iluminar a alguna oveja que no haya tenido acceso a una segunda opinión. El contraste de pareceres es siempre bueno y la búsqueda de la verdad, necesaria: la verdad os liberará, que dice el Evangelio. Δ

(De la revista FUSIÓN)

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