sábado, 1 de mayo de 2010

¿Soluciones?

El gobierno de Rodríguez Zapatero está moviendo ficha para intentar solucionar la crisis económica y laboral que pesa sobre España y despierta recelos en los círculos internacionales rectores de la Economía.

Un gobierno de izquierdas lo tiene crudo a la hora de hacer recortes. No es como en Alemania, donde la conservadora canciller Angela Merkel entra a saco en todas las capas sociales, menos en las altas, las de la gran industria, a la hora de hacer uso de las tijeras y recortar el presupuesto, recorte que suele consistir en ahorrar en las prestaciones sociales (como la atención sanitaria o las ayudas sociales). Pero ahora son las elecciones del land de Renania/Westfalia, y la señora Merkel se muestra más prudente que su socio demoliberal Westerwelle. En un punto coinciden ambos: se lo piensan mucho antes de aumentar los impuestos para recaudar más dinero. Es cierto que la medida afecta especialmente a las “clases bajas”, para quienes un euro es ya una fortuna, pero a quien más perjudica es a la gran industria, las grandes empresas, que han de pagar más, pero que a fin de cuentas son las que proporcionan el capital, y por eso protestan drásticamente ante cualquier anuncio de aumentos fiscales. El demoliberal Westerwelle se inclina por el contrario a reducir los impuestos; para los socialmente débiles una reducción casi inapreciable, pero muy rentable para la gran industria.

El PSOE se encuentra ante el dilema de adoptar medidas impopulares para todos, que tampoco está dicho que sean del todo eficaces. Ha preferido adelgazar al propio aparato administrativo. Van a suprimirse diversos departamentos ministeriales –uno de los más afectados será el ministerio de Asuntos Exteriores- , secretarías de Estado y direcciones generales. Seguro que vendrán otras medidas de calado social, pero el PSOE prefiere ir dosificando sus informaciones.

¿Y el PP en la oposición? Como siempre, obstruyendo, diciendo que no, exigiendo más, pero sin delatar cómo llevarían ellos a cabo un programa de austeridad que no empobrezca todavía más a la población. El PP sabe, o debería saber, que del poder adquisitivo de los ciudadanos también depende la salud de una Economía montada principalmente en el consumo.

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