sábado, 12 de junio de 2010

"El decreto ley"

Acabaron las conversaciones, como se esperaba, sin un acuerdo entre la patronal (CEOE) y los sndicatos, que, por su bajo nivel de militancia, son la parte más débil. De ahí que UGT y CC OO hayan de tener muy buen pulso a la hora de amenazar o llevar a cabo (si se llegase a este extremo) una huelga general contra el Gobierno socialista.
El Gobierno, después de analizar el resultado de las conversaciones, regulará el 22 de junio, las relaciones laborales mediante decreto ley, que tendrá que ser aprobado en el Congreso de los Diputados. Las perspectivas de éxito para el Gobierno de Rodríguez Zapatero son muy estrechas, aun cuando se abstengan los grupos minoritarios o periféricos. Las medidas de austeridad fueron aprobadas con 28 votos a favor, la totalidad del grupo parlamentario socialista. El 22 de junio no puede enfermar ningún diputado del PSOE. Si alguno cae enfermo, tendrá que ser llevado en camilla al Congreso para que vote. Y sus señorías socialistas tendrán que tener especial cuidado con el botón que pulsan.

Lo aberrante de este asunto, como el de las medidas de austeridad decididas por Zapatero conforme a la línea neoconservadora de los principales países miembro de la Unión Europea, es que el PP, comandado por Rajoy, se oponga y levante un muro del NO a todas las reformas de Zapatero, que, en el fondo, están más del lado del capital (CEOE) que de los sindicatos, carentes en España del poder de la Confederación Alemana de Sindicatos. Si Rajoy –es un decir-ganara unas elecciones adelantadas. ¿cómo iba a justificar su línea izquierdista (“los más desfavorecidos, las clases bajas, a las que hay que proteger”) ante los conservadores y ultra conservadores dentro del PP, así como ante la CEOE (en el caso de que el discurso de Rajoy no fuese meramente demagógico) e incluso ante los partidos conservadores –hermanos del PP- europeos?

En realidad, todo el mundo sabe que el dúctil Mariano Rajoy sólo dice lo que dice, y hace decir a sus dos “girls”, como táctica electoral, pues, y aquí está el colmo de la irresponsabilidad del líder del Partido Popular, que, en medio de una crisis, que puede afectar muy seriamente el futuro de España, solamente piensa en hacerse con el poder al coste que sea. Mucho me temo que nos surja otro caudillo.

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