viernes, 26 de noviembre de 2010

Nuestra lengua: "Pelar la pava"


"Pelar la pava“. = Antes, los novios no podía salir solos. Tenían que ir acompañados de una mujer de confianza, la llamada “carabina”, que evitaba que los novios ni tan siquiera se cogiesen de la mano. En Andalucía, para poder estar un rato a solas, el novio acudía en la tarde-noche a la ventana de la novia (a “rondarla”), pero los novios seguían separados por los barrotes de la reja de la ventana.

“Ea”. = La interjección “ea” es muy usada en La Mancha. Tiene infinidad de significados según la pronunciación y situación. Indicaré aquí unos cuantos ejemplos:
1.- Ea = ¿Yo qué le voy a hacer? (No puedo ayudar). 2.- Ea = Pues bueno. (“Vamos a.l cine. –Ea (pues bueno). 3.- Ea = Él es así. 4.- ¿Por qué me molesta, ea? 5.- Hola niño, qué guapo y alto estás. – “Ea”. 6.- “Ea, ya hemos acabado.

“Bajarse los pantalones (delante de alguien”). = Rendirse, humillarse. Ceder en condiciones poco honrosas (DRAE)

“Le ríen las gracias”. = Los aduladores le ríen las gracias al jefe, aunque éste maldita la gracia que tiene y sus chistes son muy malos. Podemos decir que tiene la gracia donde tienen las avispas y las abejas el aguijón. Similar: “hacerle la pelota”.

“Cerrarse en banda”. = Ser inaccesible a razones o consejos. Negarse obstinadamente a hacer algo.

“No es para dicho…”. = Algo difícil de explicar o describir: “No es para dicho el frío que hace”.

“De ésta no pasa que…” = Tomar la decisión de hace por fin algo.

“Un trepa”. = Quien con servilismo frente a sus superiores o con enchufes consiguen hacer carrera e incluso tiene la posibilidad de subir más alto.

“Es una hiena”. = Un individuo cobarde, agresivo, sin escrúpulos y que no siente la más mínima compasión por los demás.

“Se quedó sin resuello”. = Se quedó sin aliento, sin respiración. “Al subir la nevera él solo, se quedó sin resuello”.

“Quedarse de Rodríguez” (también: “estar de Rodríguez”). La expresión tiene su origen en la década de los 60 del siglo pasado cuando las familias se iban los casi tres meses de vacaciones escolares al pueblo o a una casita en la playa. La esposa se quedaba allí cuidando de los niños, mientras que el marido, a la espera de poderse tomar sus vacaciones anuales, se las arreglaba solo en la ciudad, acudiendo todos los días a su puesto de trabajo y esperando que llegase el fin de semana para ir a estar con la familia en su lugar de veraneo. Según un tópico muy de la época, el “Rodríguez” (que hace alusión a un apellido muy común en España) aprovechaba su soledad para “echar una canita al aire” e irse de juerga con algún amigo o colega en la misma situación que él.

“¡Acabemos!”. = Así se pone fin a una larga e infructuosa discusión en la que todos tienen una opinión diferente.

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