sábado, 8 de enero de 2011

Tema de hoy: No lo sabe ni Dios


Una de las muchas cosas que me llamaron la atención cuando regresé a España fue el poco uso que se hace ya de la fórmula de despedida “adiós”, que ha sido sustituida por “hasta luego” (“hasta la vista” solamente la usan los extranjeros). Me hace gracia que precisamente yo use el formalismo “adiós”, mientras que a mí me despiden con el “hasta luego”. Dejando aparte los “vales” y “vengas”, también muy usados en las despedidas algo prolongadas, para mí el hecho de que la gente se encomiende ya cada vez menos al “Supremo Creador” es un indicio del progresivo laicismo en la sociedad española, más allá de la ambigua fórmula constitucional de la “aconfesionalidad” del Estado, que en cierto grado beneficia al catolicismo como religión mayoritaria en España. Una vez más hay que señalar que, según encuestas, sólo el 20 al 25 por ciento de los católicos españoles son practicantes, que únicamente celebran masivamente las fiestas de raíz pagana. En España se es católico por el acto del bautismo, más que sacramento, un motivo como la comunión y el matrimonio para fastuosas celebraciones (¿la crisis?). La escasa asistencia de los católicos a las misas es llamativa. En su fuero interno, un número elevado de “católicos” son indiferentes, agnósticos o ateos.

No obstante, en el pueblo se conservan infinidad de dichos en los que se invoca “en vano” el nombre de Dios. Cierto es que se utiliza frecuentemente la palabra “ojalá” de origen árabe, que significa “quiera Dios”, pero en la mayoría de los casos aparece el Dios católico: “Si Dios quiere – no hay Dios que lo entienda – Dios, ¡pero qué inocente es! – esto no lo hace ni Dios -, y una larga lista. Son coletillas que no dicen nada de las creencias de quienes las usan.

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