lunes, 28 de marzo de 2011

Pincelada: Ayuno sano



El otro día me comentaba mi dentista alemán de Calpe que ha mandado una circular por E-Mail a sus amigos y conocidos con el ruego de que se abstengan de invitarle a comer en las próximas cuatro semanas. El motivo es que su esposa y él están a partir de ahora de ayuno. La decisión de mi odontólogo no se debe a motivos religiosos, ya que tanto él como su mujer son agnósticos. Lo que ocurre es que en Alemania, en primavera y en otoño, mucha gente renuncia voluntariamente a su alimentación habitual durante un periodo de tiempo, que puede variar entre una y cuatro semanas, con el fin de eliminar las toxinas acumuladas en el organismo en invierno y en verano. A estas curas de desintoxicación caseras se las denomina “ayuno terapéutico” y existen varias opciones, aunque todas ellas requieren una voluntad de hierro. Las más llevaderas son la de zumos o calditos de verduras y la de pan sentado y leche. Todas ellas suelen comenzar con un día de dieta, en el que sólo se puede consumir 1 Kg. de frutas diversas (exceptuando el plátano), repartidas durante todo el día. La cura en sí empieza el segundo día con una buena ración de agua de Carabaña o alguna sal laxante para vaciar completamente el intestino. Después de la desocupación intestinal, se pasa a la dieta elegida. En la de zumos, se puede consumir hasta ¾ de litro de zumos de verduras o de frutas poco ácidas (peras, manzanas, uvas, melocotón), repartidos durante todo el día. Para la de caldo de verduras, se prepara un litro de caldito a base de verduras variadas, exceptuando los diversos tipos de col y las judías, ya que éstas producen muchas flatulencias. Se sazona la mezcla con hierbas aromáticas en lugar de con sal. Se puede tomar, al gusto, como puré muy líquido o como caldo bebido (también repartido durante todo el día). La cura de pan y leche es muy sencillita. Se permiten comer hasta 3 panecillos al día. Eso si, tienen que tener un mínimo de 2 días y ser de consistencia correosa porque es importante masticarlos muy lentamente mientras bebemos un vaso de leche descremada, a ser posible templada. En el desayuno y en la cena están permitidos 30 gramos de queso mozzarella fresco y, al mediodía, un vaso de caldo de verduras colado, sin tropezones. Todas estas curas tienen un denominador común: el consumo mínimo diario de 2 litros de agua mineral sin gas o infusiones como hinojo, manzanilla, anís estrellado, etc.- Por supuesto, ninguna de estas curas es apta para personas que tengan problemas crónicos de salud. Además, antes de lanzarse con los ojos vendados a hacer alguna de ellas, conviene hacerse una analítica exhaustiva para excluir todo posible riesgo y consultar al médico que le indicará la duración de la dieta. Aunque pueda parecer increíble, al cabo de tres días se empieza uno a sentir ligero y eufórico, el cutis se aclara y la pérdida de peso no se hace esperar. Sin embargo, los españoles no estamos acostumbrados a este tipo de curas extremas, por lo que muchos médicos son escépticos a la hora de darles su visto bueno. En ese caso, se puede recurrir a hoteles y clínicas especializadas en ayunoterapia, la mayoría de ellas en la Costa del Sol, que suelen ser frecuentadas por famosos (por ejemplo, Carmen Sevilla) para ponerse en forma. Lo que ocurre es que, desgraciadamente, estos exclusivos establecimientos no suelen estar al alcance de los bolsillos del españolito de a pie.

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