lunes, 18 de abril de 2011

Pincelada: El huevo de Colón



Si alguna vez han visitado Sant Antoni de Portmanyi en Ibiza, seguro que les habrá llamado la atención el enorme huevo situado en el Paseo de Ses Fonts, frente al puerto, cuyo interior cobija una reproducción de la carabela Santa María, una de las tres naves que protagonizaron el descubrimiento de América. Por lo visto, los ibicencos reivindican para su isla el nacimiento allí de Cristóbal Colón, quien, en realidad se llamaría Colom y sería de origen judío.

¿Y por qué la escultura en el centro de Sant Antoni relaciona a Colón con un huevo? La respuesta es sencilla y nos lleva a una de las muchas leyendas que se cuentan sobre Colón. Nos remontamos pues a principios del siglo XVI. Colón andaba a la búsqueda de alguien que le financiara otro viaje al Nuevo Mundo y, aprovechando un banquete en el que estaban reunidos los nobles más importantes del reino, les habló de su nuevo proyecto. Uno de ellos, de forma despectiva, le dijo que el “descubrimiento de las Indias” no era ninguna hazaña fuera de lo común y que cualquiera de otro navegante hubiese podido hacer lo mismo. A lo cual Colón cogió un huevo y preguntó si alguno de los presentes sería capaz de mantener un huevo de pie sobre la mesa sin que éste se cayese. Todos los intentos resultaron fallidos. Entonces, Colón, sujetando el huevo con una mano, presionó ligeramente con uno de los dedos de la otra la parte inferior del huevo hasta que se agrietó, con lo que consiguió colocarlo sobre la mesa y que se aguantase sin caer. De esta manera y, con sutileza, sin ofender a nadie, hizo ver a los presentes que es muy fácil hacer algo una vez que se nos ha dicho cómo hacerlo. Al parecer, los nobles quedaron tan impresionados que Colón encontró financiación para su nueva empresa.

Desde entonces, la expresión “el huevo de Colón” se utiliza para describir una "cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio” (RAE).
Margarita Rey

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