sábado, 28 de mayo de 2011

Pincelada: Egocéntrico


Según el diccionario de la Real Academia, el egocentrismo es una exaltación exagerada de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales.


El egocéntrico no tiene capacidad de empatía, lo que le convierte en un ser insolidario, insensible y, en muchos casos, inhumano ante el dolor y los problemas de los demás. No es pues de extrañar que el egocéntrico tenga serias dificultades en relacionarse con otras personas, ya que su incapacidad de crear vínculos afectivos, de escuchar y vivenciar los problemas de sus allegados le llevará a la corta o a la larga a la más completa soledad.


Otra de las características del egocéntrico es su poca comprensión ante los fallos ajenos. Ello se debe principalmente a su falta de feed-back, esa falta de referentes externos que hace que tenga una visión totalmente falsa de sí mismo. Al creerse el ombligo del mundo, se permite juzgar a los demás pero no permite que le juzguen a él. O sea, que ve paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.


Si consigue encontrar pareja, es muy probable que ésta tire la toalla pues el egocéntrico actúa bajo el lema de “primero yo, después yo y siempre yo”. Yo, personalmente, aconsejaría a cualquier hombre o mujer que remotamente piense en una posible unión sentimental con una persona que presente tal peculiaridad de carácter, salir huyendo y poner tierra de por medio para evitar sufrir en sus propias carnes el desgaste que conlleva la convivencia con un ególatra.

Margarita Rey

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