jueves, 12 de mayo de 2011

Tema de hoy: Toros no


La prohibición de los toros, a partir de 2012, acordada por el parlamento catalán, no sólo ha intranquilizado a ganaderos, apoderados, toreros, público y demás participantes en el sangriento espectáculo. El temor ha saltado el Charco y se extiende por Hispanoamérica. En Quito (Ecuador) se encuentra la plaza más importante, a decir de los ecuatorianos, de Latinoamérica. Allí, en su feria, toreó hace 40 años, Luis Miguel Dominguín, el „héroe“ de los ruedos.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ante las disensiones en el asunto taurino, decidió que se celebrara un referéndum. Con más del 30% de los votos escrutados, los abolicionistas tienen motivo de estar satisfechos. Los antitaurinos tienen también la delantera no sólo en Quito, sino también en Guayaquil. Pero la intención del presidente Correa no es prohibir las corridas, sino, como en Portugal, la suerte de la muerte del toro.

Una forma de “blindar” la fiesta es, según ayuntamientos latinoamericanos, nombrarla Patrimonio Cultural. Señalan el ejemplo francés. Francia, sin solidaridad con los numerosos antitaurinos franceses, catalanes y del resto de España, ha elevado el cruel espectáculo a la categoría de bien nacional. Los toros mueven también en Francia mucho dinero.

Para ver una corrida de toros, los aficionados catalanes tienen que volver a hacer la ruta de Francia (en la década de los 70, Perpiñán), lo mismo que cuando organizaban auténticas expediciones para ver películas en su día prohibidas en España como “El último tango”.

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