lunes, 6 de junio de 2011

Tema de hoy: Patronal y sindicatos


Como era de esperar, se han roto las negociaciones entre la patronal CEOE y los sindicatos Comisiones Obreras (CC OO) y UGT. Ahora, el Gobierno tendrá que imponer por decreto-ley un “acuerdo”.

En el fondo es lógico que CEOE y sindicatos no lleguen a un acuerdo. Los intereses que representan son opuestos. Aquí reside el quid de la cuestión. Las organizaciones patronales y sindicales tendrían que formar parte de un interés común: la buena marcha de la economía del país. Los patronos tienen que dejar su miopía de pequeños capitalistas y comprender que los contratos basura, el despido libre y los contratos temporales dañan muy seriamente a la economía del país. Obligan a los sindicatos a convocar huelgas, que también dañan a la economía nacional. Sólo se cosechan perjuicios. Si los empresarios de la CEOE cambiasen de mentalidad, su objetivo tendría que ser el del Gobierno y los demás agentes sociales: no sólo reducir el 40% de parados, sino acabar con la siniestra desocupación, que paraliza a la economía e impide el crecimiento económico. Lo que defienden aquí los sindicatos es que se reduzca esencialmente el paro –en las actuales circunstancias, el pleno empleo es imposible de conseguir en ningún país. Las huelgas generales, dadas las circunstancias, sólo empeoran la situación. Por otra parte un gran problema frente a la patronal es la debilidad de los sindicatos españoles, que carecen de un patrimonio sustancial como lo poseen, por ejemplo, los sindicatos alemanes. Además, no pocos trabajadores sólo se afilian a un sindicato cuando tienen problemas en la empresa y precisan de un abogado gratuito.

Cuantas más personas estén activas, será mayor la capacidad adquisitiva y mayor el consumo, lo cual llevaría a mayores ganancias para los empresarios. El problema está en que, salvo excepciones, el capitalismo español sigue siendo el de los “caciques”, totalmente ignorantes de lo beneficioso de las inversiones, un capitalismo paleto y de pocas ideas innovadoras, que se aprovecha de la crisis para explotar a la mano de obra barata.

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