sábado, 9 de julio de 2011

Tema de hoy: El divorcio



Se cumplen 30 años de la nueva ley de divorcio. Según las estadísticas, 1,4 millones de divorcios han tenido lugar en España desde que, con el rechinar de dientes de la Iglesia católica, se aprobase la ley. En 2009 se registraron 98.359.

Una de las primeras medidas que tomó Franco, ganada la guerra civil, fue la prohibición del divorcio con efectos retroactivos. De esta manera quería contentar a su fiel aliada, la Iglesia nacionalcatólica española. La situación que “el Caudillo” provocó para millares de familias fue caótica, injusta, inhumana. Los divorciados tenían que regresar con su antigua pareja y si ésta entretanto se había casado, dejar que su nuevo marido buscase otra mujer para casarse con ella por la Iglesia o, bien, seguir viviendo juntos como “pareja de hecho”. Los que más pagaron las consecuencias fuero, naturalmente, los hijos. La Iglesia contenta. Se había salvado el “sacramento” del matrimonio. A los afectados les recomendaba rezar y volver al seno de la santa madre etcétera.

En los actuales matrimonios existe mucha frivolidad. No pocos de los “novios” han convertido el matrimonio civil y el eclesiástico en un gran acto social: “el bodorrio”. Sacramento o no sacramento, les da igual. Ellos quieren presumir, ellas lucir su modelito de novia en blanco. Entre los llamados famosos los divorcios se suceden. Hay llamados matrimonios que no duran un año. No es eso. El divorcio es un acto tan o más importante que el matrimonio, que afecta profundamente por lo menos a una de las partes divorciadas más a los hijos que hubiese de la unión. El divorcio soluciona, ciertamente, situaciones insostenibles, que no han de durar hasta la muerte, pero lo mismo que para casarse, cabe pedir madurez a la hora de decidir romper el vínculo.

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