sábado, 1 de octubre de 2011

Pincelada: "El perro alpinista"



No, no fue por la falta de oxígeno. Ni tampoco por el cansancio. Pero probablemente Antoine le Galloudec tuvo que frotarse varias veces los ojos para creerse lo que vio el pasado martes. Que no estaba ante una alucinación. Y es que el montañero, al separarse de su grupo de amigos para aflojar la vejiga en la cima del Kilimanjaro, se topó con un perro de pelo corto y más bien pequeño, tumbado sobre una roca, disfrutando de unos tenues rayos de sol. Estaban en el pico Uhuru -entre 5.700 y 5.895 metros de altura-, en una zona en la que la temperatura oscila entre 4 y 15 grados bajo cero.

Soprendido por el encuentro, el alpinista inmortalizó la escena con su teléfono móvil antes de regresar con sus compañeros, convencido de que si no tenía una prueba, nadie iba a creerle. ¿En qué cabeza cabe que uno se pueda topar con un can en la cima del monte africano? Y más extraño aún, ¿cómo se las apaña un animal sin el pelaje necesario para soportar esas temperaturas, y sin nada con lo que alimentarse? Porque, a más de 5.000 metros, apenas pueden sobrevivir algunos insectos, y la poca agua que cae, o bien la engulle la tierra, o bien se solidifica.

Para el veterinario Wilfred Marealle no es tan extraño que un perro pueda soportar esas condiciones meteorológicas. O que pueda soportar unos días sin alimento. Más raro le resulta es que haya conseguido llegar hasta esas alturas. «Podría tener la rabia», advirtió a los montañeros que puedan dar con él en el futuro.

El encuentro, aunque increíble, no es único; hace 10 años el responsable de la empresa que organizó el ascenso ya avistó otro perro, aunque a 4.000 metros sobre el nivel del mar. Incluso se ha cuestionado si no se trataría del mismo animal... Algo bastante improbable. El hallazgo más célebre en este pico es el que recoge Ernest Hemingway en 'Las nieves del Kilimanjaro', el esqueleto seco y helado de un leopardo en los años 20. A estas alturas, aún no ha podido determinarse cómo llegó a hacer cumbre el felino.

Fuente: La Verdad
Autor: Pedro San Juan

No hay comentarios:

Publicar un comentario