miércoles, 19 de octubre de 2011

Pincelada: Puntos de media



A poco más de un mes de las elecciones generales, es conveniente escudriñar los comentarios y análisis que aparecen en la prensa de nuestro país, algunos tendenciosos de más y otros ecuánimes y bien enfocados. A esta última categoría pertenece la opinión de Alberto Ruíz publicada ayer bajo el título "Se cogen puntos de media" en la rúbrica “El replicante” del diario “La Verdad”:

“Con independencia de que el tío sea inglés, con las reservas que ello conlleva para considerarle seriamente cualquier manifestación sobre España, lo cierto es que puede que Charles Dumas, economista, Presidente del Lombard Street Research Institute y ex jefe de investigación de JP Morgan en Londres, tenga más razón que un santo cuando dice que España tiene dos opciones; o salir de la moneda única y devaluar, o enfrentarse a una depresión.

En la entrevista que le acabo de leer, Dumas apuesta así por la Europa a dos velocidades y manifiesta que todos saldríamos ganando si Grecia, Italia, Portugal y España salieran del euro. Añade que el primer paso lógico sería volver a una peseta con un tipo de cambio devaluado frente al euro. Poco a poco los productos españoles irían siendo más competitivos y se mejoraría la balanza comercial con el consiguiente efecto positivo sobre el PIB, entre otros efectos beneficiosos. Lo dice y se queda tan tranquilo, el muy hijo de la Gran Bretaña.

Observando su foto en la entrevista, percibo una ligera mueca de hilaridad. En su rostro descubro los caretos de Sarkozy, Merkel y Cameron y la misma sonrisilla de todos los europeos que hablan inglés, alemán o francés. No puedo dejar de pensar que disfrutan con la idea.

Como la salida de la Eurozona no se la plantea, ni por asomo, ninguno de los políticos que luchan hoy para coger las riendas de la economía al sur de los Pirineos, la otra opción de Dumas es su vaticinio de depresión económica en España que, la verdad, acojona. Hablar de depresión es hablar de disminución sostenida de la producción y del consumo, con el consiguiente incremento del desempleo, el cierre patronal, la indigencia y la delincuencia. Como hasta ahora, pero a lo bestia. Una década más, probablemente, en el punto más bajo del ciclo económico.

Pintan bastos en España, donde la depresión nos pillaría, como nos ha pillado la crisis, inmersos en tontunas de izquierdas y derechas, con hordas de demagogia populista de idealismo hipócrita de pancarta y griterío, con total descrédito de instituciones y políticos; caldo de cultivo apropiado para que el virus se asiente y se reproduzca. Si partimos de que ninguna nación democrática ha salido de una depresión sin la imprescindible cuota de lealtad política, honestidad, responsabilidad, sensatez, inteligencia y sentido de Estado de todas sus fuerzas políticas y sociales, nuestro "New Deal" se me antoja imposible.

Ya falta poco para que veamos cartelitos escritos a mano en las tiendas, en las farolas y en las puertas de las casas, donde se anuncie que «se cogen puntos de media».

Es muy sencillo, se precisa un cilindro hueco, una maquinita con una aguja en el extremo y buena vista y puntería para remallar cualquier carrera.”

Hasta aquí, Alejandro Ruíz en La Verdad.

Estoy de acuerdo en casi todo, exceptuando en lo que se refiere a la Sra. Merkel. Y no por que sienta una excesiva simpatía por la doña, sino más bien porque sigo con regularidad la Prensa alemana y me consta que lo último que le interesa a Alemania es que España caiga, a la corta o a la larga, en la misma desesperada situación de Grecia o Portugal que haga necesario su rescate.

Por mucho que al Sr. Zapatero en su obnubilación le haya parecido percibir lo contrario, a Merkel le importaría un bledo dejar caer a España como una patata caliente si no fuese por las nefastas consecuencias que un rescate de nuestra Economía podría conllevar para Alemania. Innumerables empresas alemanas (E.On, Siemens, Mercedes, Allianz, Böhringer y un largo etcétera) tienen aquí sus sucursales y no les va del todo mal, incluso en estos tiempos de crisis. Aunque aquí no se sepa, en más de una ocasión la canciller germana ha expresado en los medios de comunicación alemanes su malestar ante la posibilidad de que España pudiese sufrir un tal acoso por parte de los mercados que se viese obligada a pedir ayuda financiera a la UE, lo que implicaría y dañaría indirectamente a la Economía alemana.

También muy a pesar de aquellos que han sido capaces durante estos últimos años de tirar piedras sobre su propio tejado con tal de que su partido consiga llegar al poder (incluso minando la imagen de España en el extranjero con comentarios impropios de verdaderos “patriotas”), para bien o para mal, nuestra Economía está entrelazada y depende de las decisiones que se toman en otros foros.

Desgraciadamente, nuestro pobrecito país, cuya maltrecha Economía se ha basado durante los últimos 60 años en la emigración, en la exportación de frutas y verduras, en el turismo y en el ladrillo, sólo puede asistir a ellos como palmero de los que verdaderamente cortan el bacalao. Ya pueden desgañitarse “El Mundo”, “La Razón” e "Intereconomía" todo lo que quieran, al final se hará lo que la Sra. Merkel y el Sr. Sarkozy (o sus sucesores) decidan y eso será lo que más les convenga a la hora de salvaguardar sus intereses. Y por mucho que los dictados de la UE sean cada vez más exigentes y nos expriman como un limón, doña Angela, por la cuenta que le trae, no puede permitirse en un futuro próximo negarle su apoyo a España. España no es Grecia ni Portugal y, si me apuran, tampoco Italia. Una caida de España, más que la de Italia, tendría funestas consecuencias para todos los demás países integrantes de la UE y podría significar el principio del fin de la Unión. La Sra. Merkel lo sabe muy bien.
Margarita Rey

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