miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pincelada: El silbo gomero




No sé por qué razón, en los últimos tiempos se está hablando mucho en todos los medios de comunicación del “silbo gomero”. Quizás sea porque a finales de septiembre se cumplieron dos años de su declaración por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en su categoría de Obra Maestra, que tuvo lugar en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). Dejando aparte el indudable interés del tema, es la única explicación que encuentro a tanta omnipresencia en los medios escritos y hablados.

Para aquellos que no lo sepan, el silbo gomero es un lenguaje silbado, dotado de una gran complejidad técnica, que utilizan los habitantes de La Gomera (Islas Canarias) desde tiempos remotos para poder comunicarse a través de barrancos, ya que, debido a la complicada orografía insular, no tenían hasta no hace tantos años otro sistema de comunicación a su alcance para facilitarles la supervivencia en caso de urgencia o de peligro.

Al parecer, ya los aborígenes de la época prehispánica, los guanches, se servían de esta peculiar forma de comunicarse entre sí en la distancia, que tras la conquista de las Islas Canarias fue adaptada al español. Más tarde, su uso se extendió a los pastores, ya que éstos necesitaban un “habla” que atravesase montes y valles, llegara lejos y no les produjese la inevitable ronquera que conllevaba el tener permanentemente que desgañitarse gritando. Además, con el silbo, el destinatario se enteraba mejor del mensaje, incluso con viento o borrasca.

Con las mejoras en la red de telefonía dentro de la isla y la desaparición del pastoreo, el Gobierno de Canarias, para prevenir su más que probable extinción (como ocurrió en los años 80-90 del siglo XX con el lenguaje silbado que se utilizaba en el pueblo de Aas, en el Valle de Ossau, en los Pirineos occidentales franceses), decidió en 1999 declarar en el silbo como “patrimonio etnográfico” y reguló su aprendizaje en cursos obligatorios impartidos por “maestros silbadores” en las escuelas de Primaria y Secundaria de la Gomera. Una excelente iniciativa que, además de preservar, ha servido para revalorizar esta arcaica forma de comunicarse.

Y no me gustaría terminar sin señalarles dos datos curiosos. El primero es la leyenda, según la cual algunos pájaros en La Gomera han aprendido con el tiempo el silbo gomero y repiten frases silbadas oídas a los seres humanos. Y el segundo, mucho más útil, es la noticia de que se ha creado un nuevo site para aprender idiomas online llamado busuu.com que, entre otras cosas, ofrece bajo www.busuu.com/silbo un cursillo de silbo por internet en diversos idiomas a todos aquellos que estén interesados en ejercitarse en este singular lenguaje.
Margarita Rey

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