lunes, 19 de diciembre de 2011



Organizaciones ultracatólicas quieren convertir la Navidad en una campaña contra el laicismo

Desde las páginas web de organizaciones ultracatólicas se llama a sus seguidores para que conviertan sus fiestas navideñas en una campaña contra el laicismo. Afirman que el laicismo les ha privado de la libertad de culto. ¿Puede haber gente tan malvada que diga estas barbaridades mientras Madrid se ha llenado de espectaculares altares para que Ratzinger diga sus misas, o que en Granada salgan 105 procesiones al año (con un costo para el municipio que ronda los 3 millones de euros)?

Puede alguien en su sano juicio decir estas falsedades cuando las celebraciones religiosas llenan el calendario, cuando las capillas ocupan nuestros hospitales, universidades, aeropuertos, prisiones, cuarteles, cementerios... cuando nuestras calles son ocupadas por manifestaciones-procesiones.

Quizá lo digan porque estamos en contra de que el espacio público (escuelas, universidades, hospitales,...) estén libres de algo tan particular, como la religión que pueda cada uno profesar, o no.

Puede que sea porque denunciamos las misas en la Universidad, en las escuelas,... porque reclamamos el derecho de quienes no tienen las creencias católicas tengan que sufrir la presencia de belenes, las fiestas católicas, las procesiones de semana santa en los colegios,...

Nunca desde las organizaciones laicistas nos hemos opuesto a la libertad de religión, somos firmes partidarios de la libertad de conciencia y pensamiento, y la de religión es una posible opción que respetamos como cualquier otra convicción que una persona pueda elegir. Tampoco nos hemos opuesto a que celebren sus cultos.

Ahora bien, si nos oponemos a que el Estado, es decir toda la ciudadanía (creyentes o no), tengamos que costear sus actos pastorales, su presencia en los medios públicos (RNE, TVE), sus miles de catequistas adoctrinando en las escuelas, las capillas y sus símbolos en espacios públicos,... sus privilegios fiscales, económicos, educativos,...

Pero eso en nada afecta a su libertad de religión, ni a su libertad de culto. Al contrario supone una vulneración de la Declaración de la ONU sobre eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones. Primero, pues en ella establece la total igualdad jurídica entre las religiones y las convicciones de libre elección. Algo que no ocurre en España, donde las religiones, cualquiera de ellas, goza de privilegios frente a las convicciones no religiosas. Segundo, porque su artículo segundo considera que se vulnera esta Declaración: "toda distinción, exclusión, restricción o preferencia", y que es si no la financiación privilegiada de las religiones, en especial la católica; que es si no su presencia en las escuelas; que es si no la asignación tributaria, la exención de impuestos, las inmatriculaciones por el obispo, la validez jurídica de los matrimonios religiosos,...

¿Quiénes fueron los que se opusieron a una manifestación contra la financiación del Estado a una visita pastoral de Ratzinger? ¿Quiénes colocan sus imágenes religiosas en la vía pública, plazas o parques? ¿Quienes ponen sus crucifijos o vírgenes en escuelas, despachos, tribunales,...? ¿Quién se opuso a los autobuses con mensajes ateos?

Si la libertad de culto es para todos, ¿quién les ha dado ese derecho? Así pues que no pongan el grito en el cielo si alguien saca a sus balcones otras manifestaciones de sus convicciones o creencias. Sería curioso saber si algunos Ayuntamientos con ordenanzas que exigen autorización para colocar carteles de los balcones, lo exigen para estos, o es otra muestra más de la privilegiada religión que representan.

Autor: Observatorio de la Laicidad.
Fuente: Laicismo.org

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