lunes, 16 de enero de 2012

Tema de hoy: La Corona

El caso Urdangarin, esposo  de la infanta Cristina, ha dado nuevo impulso a quienes desearían acabar con la Corona en España. Que tengan mucho ojo los partidarios de la República, que ondean la bandera republicana. No está dicho que una república sea de izquierdas. La república que desean los detractores de la Corona, entre los que figuran también comentaristas en la prensa escrita, sería, por supuesto, una república de derechas, una “dictadura republicana”. Ante estos gestos se mantiene firme y vigilante la Corona española, cuyo más alto representante es Juan Carlos, el hombre que, con sus asesores, ha sabido superar la dictadura, puesta en sus manos por el dictador Franco, y desde la más estricta legalidad, establecer la democracia en España.

Para algunos, la actual democracia no es suficiente. Me refiero aquí a los partidarios de la III República, republicanos izquierdistas y otros izquierdosos, que confunden la ideología con la ilusión. Se me ponen los pelos de punta cuando pienso, por ejemplo, en un Aznar o en un Zapatero como presidentes de la República.

El Rey es el representante de todos los españoles. Es el jefe supremo de las fuerzas armadas, una garantía más de la solidez de nuestra democracia, como se vió el 23-F. La Corona no se inmiscuye en el diario debate político, pero está al servicio del bien público. Los que creían que al asunto Urdangarin iba a desestabilizar a la Monarquía se han visto de momento chasqueados y puede apostarse que lo mismo sucederá si el yerno del rey es procesado. En una rápida reacción, la Casa Real  difundió un comunicado especificando quiénes pertenecen a la familia real y quiénes no. Según el comunicado son familia real el Rey y la Reina, el príncipe de Asturias, Felipe y su sucesor. Presuntamente, Urdangarin, en sus negocios millonarios exhibía como aval la circunstancia de  ser yerno del rey.

Hasta ahora, Juan Carlos ha sabido actuar consecuentemente y  sin miramientos. En el largo recorrido de la Corona en la democracia, las miradas se dirigen hacia el futuro y esperan del príncipe Felipe la misma sabiduría, prudencia y bien hacer que su padre don Juan Carlos.

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