lunes, 19 de marzo de 2012

Leído en la Prensa: La familia



Fue visto y no visto. Sólo unas horas mediaron entre la noticia del nombramiento y la renuncia al cargo del marido de María Dolores Cospedal, como miembro del Consejo de Administración de Red Eléctrica Española. Según dijo, renunciaba a este puesto porque no quería perjudicar la carrera política de su esposa. Se ve que el hombre es muy considerado. Y además de considerado, debe ser un poco despistado, porque no se enteró muy bien de cuál era la empresa en la que iba a entrar, pues suponía que ésta tenía mayoría de capital privado, y no haría nunca gestiones con las administraciones públicas… Como, pongamos el caso, con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que preside su mujer. ¡Válgame Dios, qué despiste más tonto! Y eso que Ignacio López del Hierro ya tiene experiencia en esto, porque actualmente forma parte de los consejos de administración de tres empresas.

Casualmente, también iba a entrar en el mismo consejo de administración, Alberto Nadal; hermano del que fuera diputado “paracaidista” por Albacete, Álvaro Nadal, hoy jefe de la oficina económica de la Moncloa y asesor de Rajoy. Éste también renunció al cargo al rato de haberlo aceptado. Según dijo, “por la interpretación que habían hecho algunos medios”, y para “no empañar” su trayectoria profesional ¡Toma ya! ¿Y cómo quería que lo interpretasen los medios? No hay muchas maneras, sólo se puede interpretar como lo que es: que a estos dos señores les daban estos cargos, con unos considerables sueldazos, por ser familiares de quienes son.

O sea, por los mismos “méritos” que colocaron a la señora del presidente de la Diputación en la Subdelegación del Gobierno. Y eso, con la que está cayendo, la gente lo lleva fatal. Supongo que al ver las reacciones del personal –el mismo día que anunciaron que nos iban a subir el recibo de la luz– pensarían que como ya tenían otros chollos, pues tampoco era necesario pagar el desgaste político que suponía aceptar los cargos… Sólo que lo pensaron tarde, y el daño ya estaba hecho.

¡Ay, la familia!, que diría Vito Corleone, ahora que estamos celebrando el aniversario de El Padrino. No me extraña que, 40 años después, esta película tenga tanto éxito. Me refiero a la gran familia, la consanguínea y la otra. La familia política. Y no hablo de suegras y cuñados. Sino de ese parentesco sectario que se genera en los partidos y propicia que “los suyos” tengan asegurado un retiro dorado en distintos consejos de administración, en los que cobran cifras astronómicas por ejercer de floreros. Y si no que se lo digan a la ex vicepresidenta Salgado, a la que también han premiado por lo bien que lo hizo. Y es que en esto, no hay colores. Ex cargos públicos socialistas y populares tienen copado el mercado. Muchos vivieron de la política y lo siguen haciendo en las direcciones de empresas, aunque estén jubilados. Por no hablar de los negocios familiares.

Luego están otros que, aunque no pueden ofrecer un gran sueldo, prometen “un trabajo fijo”. Así reza el vídeo que la Conferencia Episcopal ha difundido para propiciar las vocaciones sacerdotales, coincidiendo con el día del Seminario. ¿No parece un poco oportunista que con el desempleo que tenemos, la Iglesia te ofrezca “un trabajo fijo” si te haces cura? Aunque, al fin y al cabo, con este curro siempre se puede obtener bienes eternos y un enchufe para ganar el cielo. No es lo mismo que un consejo de administración, pero… Por otro lado, han actuado como lo hacía la Inquisición al censurar libros y la actividad profesional del conocido teólogo José Tamayo, en nombre de la Fe. Todo un ataque a la libertad de pensamiento y expresión.

¡Ay Señor! como diría Mafalda, que también celebra aniversario: “¡Paren el mundo, que me quiero bajar!”

Fuente: La Verdad – “Camino a la Utopía”
Autora: Rosa Villada

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