martes, 10 de julio de 2012

Tema de hoy: Los yayos de Bellevitge





Se me había olvidado que La Noche en 24 Horas se había despedido de los telespectadores el pasado viernes (quien sabe si para siempre o si, al regreso de las vacaciones, nos encontraremos con un nuevo moderador). Lo cierto es que, por la fuerza de la costumbre, sintonicé el canal y me encontré con la repetición de una edición de REPOR que hizo que me subiese la bilirrubina.

Se trataba de un reportaje sobre las manifestaciones un día sí y otro también de los abuelos de Bellevitge, un barrio mayormente obrero de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) de casi 27.000 habitantes. Estos vecinos de la tercera edad que, por cierto, constituyen un 60 por ciento de la población de Bellevitge, se quejaban de que la Generalitat en sus medidas de ahorro en el ámbito sanitario les hubiesen cerrado el ambulatorio y que, posiblemente, los recortes no harían tampoco alto en el sistema de educación de la populosa barriada a las puertas de la Ciudad Condal.

Lo que más indignaba a los ancianos, en su mayor parte inmigrantes de Andalucía, Extremadura y Murcia llegados a Cataluña en los años 60 huyendo del hambre que reinaba en sus provincias de origen, era el hecho de que habían sido ellos, con sus reivindicaciones (a menudo, a golpes de porra de los grises) los que habían conseguido las infraestructuras de Bellevitge que hoy, con la excusa de la crisis, se están desmantelando.

Y todos ellos se preguntaban: ¿Por qué no empiezan el gobierno de Artur Mas y el de Rajoy a recortar por los que más tienen (empezando por privilegios de la clase política)?

Mientras tanto, como en los tiempos de Franco, aunque ahora algunos con muleta o con bastón, los “yayoflautas” de Bellevitge piensan seguir manifestándose para que les devuelvan su tan necesario ambulatorio hasta que el cuerpo aguante. Aunque siempre con el miedo en el cuerpo de que se las tengan que ver con los tan temidos “mossos d’esquadra” que, en algunos casos, se comportan con casi la misma brutalidad para disolver marchas de protesta que las fuerzas del orden franquistas.
Margarita Rey

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