viernes, 26 de octubre de 2012

Nuestra lengua: “La vaca lechera”.



“La vaca lechera”. = Melodía popular que se escribió en el siglo pasado (1940) y que se ha conservado hasta hoy como canción infantil: “Tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera, me da leche merengada, ay! que vaca tan salada, tolón , tolón, tolón , tolón….”

“Ni por esas”. = No conseguir algo a pesar de todo el empeño que se ponga en ello.

¡Vaya con la yegua baya que saltó la valla para comerse la baya! = Especie de trabalenguas que suele utilizarse como dictado en las escuelas para marcar la diferencia ortográfica entre uves y bes y entre las elles y las yes.

“La ovejita Lucera”. = Bulerías muy famosas en los años 40 y 50 del siglo pasado. Su primer intérprete fue el mítico Angelillo, aunque la versión más conocida es la de Pepe Mairena (cantaor muy conocido en los años 50). También Joaquín Sabina la versionó en los 80. “Tengo yo una ovejita Lucera que de campanilla le he puesto un collar. Me da queso, también me da lana y cuando la llevo, la llevo a pastar. Yo la llamo, y se viene a mi vera, corriendo ligera diciéndome “baaa””. De vez en cuando se sigue oyendo en nuestros días.

“¡Ni lo sueñes!”. = ¡Ni hablar! (Ya te lo puedes quitar de la cabeza).

“Tener el culo pela(d)o”. = (Coloquial/familiar): Haber vivido lo suficiente como para acumular mucha experiencia en algún campo. También: Haber vivido la misma situación muchas veces, por lo que se conoce perfectamente el desenlace.

“Estar de mierda hasta el cuello”. = Estar en una situación muy mala o embarazosa. Similar: “Estar jodido”, (coloquial, vulgar).

“Ser un comemierda”. = Persona egoísta y arrogante, con aires de superioridad. Se utiliza mucho para referirse a algunos políticos.

“Tener pelos en el corazón”. = Ser muy duro, no tener sentimientos.

“Tirar de la cadena”. = Nuestro mundo cambia muy rápidamente. La lengua cojea a veces detrás de los nuevos conceptos. Frecuentemente hemos de utilizar los viejos términos, aunque no se correspondan ya con la realidad. Es lo que pasa, por ejemplo, con la humilde cadena del inodoro. “Tirar de la cadena ya apenas existe”. Se propone: “pulsar el botón de la cisterna”.

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