miércoles, 24 de octubre de 2012

Tema de hoy: El "Rambo" de El Salobral


El pasado sábado, por la tarde, un vecino de El Salobral (Albacete), mató de cuatro disparos a bocajarro a la joven de 13años, Almudena, con quien había mantenido relaciones sentimentales, que la chica dio por concluidas. También asesinó a otro vecino, Agustín Delicado, de 40 años, quien tuvo la mala suerte de encontrarse en el sitio que no era a la hora que no era.

El Salobral es una pedanía de Albacete que consta de unos mil habitantes. Por tal motivo todo el mundo se conoce allí por su nombre o su mote. El autor de los disparos, que también hizo fuego contra la abuela de Almudena, hiriéndola en un hombro, era conocido como Carlos Alfaro, alias “El Fráguel”. Pero para esta “hazaña” se había vestido de Rambo, con ropa de camuflaje y la cara pintada de negro.

Tras comunicar él mismo a la Guardia Civil sus fechorías, “El Fráguel” huyó, escondiéndose en una casita de campo de la familia. El “presunto” asesino no contó con la eficiencia de la Guardia Civil. En menos de 48 horas, el fugitivo fue detectado. Éste trató de negociar su rendición con el instituto armado, pero al fracasar en su intento, se suicidó de un tiro en la cabeza.

Sus padres intentan rehabilitar a su hijo. Según ellos, estaba en el paro y vivía en la casa paterna. Era una buena persona, que no creaba problemas.

En todo este luctuoso relato surgen diversas preguntas. Dejo a un lado las de tipo personal o íntimo, mas cabe reseñar que España fija en 13 años la edad mínima para mantener relaciones sexuales consentidas, mientras que en la mayoría de países europeos el límite de edad es de 16 años. Pero sí me pregunto: ¿Si un ciudadano de a pie desea solicitar un permiso de armas, tiene que recorrerse equis pasillos y apostarse en numerosas ventanillas, cómo se le concedió a este individuo ese sinfín de permisos de armas? En su casa, la Guardia Civil halló quince armas con sus correspondientes licencias. Esto y el hecho del atuendo de “Rambo” sería objeto en un juicio de dilucidar por los forenses el estado de las facultades mentales del reo. Pero ello ya no será posible. “Rambo” se juzgó a sí mismo.



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