miércoles, 28 de noviembre de 2012

Gastronomía: Patatas fritas


Organizada por la VLAM (Consejería de marketing para la promoción de la Agricultura de Flandes) comenzó ayer en toda Bélgica la ya famosa “Semana de la patata frita” que se clausurará el próximo día 2 de diciembre.

Para que los que no lo sepan y crean como yo lo hice durante mucho tiempo que las en todo el mundo conocidas “pommes frites” habían sido ideadas en Francia (no en vano los anglosajones las denominan “French Fries”, o fritas francesas), el origen de la patata frita es supuestamente belga, valón para ser más exactos, aunque después los flamencos se apuntaran también al invento.

En la Comunidad Valonia-Bruselas se comen las mejores patatas fritas del mundo, a base de patatas frescas, crujientes y esponjosas al mismo tiempo, todo ello conseguido a base de una doble fritura, la primera en aceite templado, y la segunda en aceite muy caliente.

Y para que se hagan una idea de hasta qué punto la patata frita ha llegado a formar parte de la vida cotidiana de los belgas, les diré que un dicho belga muy gráfico reza: “Estar más caliente que un puesto de patatas fritas”.

El turista que se acerca a Bruselas, se queda sorprendido por los innumerables puestos de patatas fritas (Baraques à frites o Frietkots en flamenco) que se encuentra en su camino entre monumento y monumento. Pero también se topará con ellos en los pueblos más o menos grandes, en el campo, en los parkings de los centros comerciales o en las gasolineras. Así pues, el cucurucho de patatas fritas recién hechas como tentempié pertenece a la imagen típica del país. Además, sirven de acompañamiento a casi todos los platos, incluidos los mejillones (otra especialidad del país).

Generalmente, el cliente que se acerca a esos chiringuitos tiene varias opciones de salsas para acompañar las frites: la mahonesa belga con aceite de maíz, el ketchup y otras con nombres tan exóticos como Brasil, Bansai, Tzigane, Mafia o Mammouth, por no nombrar más que a unas cuantas.

Los belgas quieren tanto a sus frites (friets en flamenco) que, no hace mucho, se inauguró en Brujas un singular museo, el Frietmuseum (Museo de las patatas fritas). Sus creadores, Eddy Van Belle y su hijo Cédric, pretendían reivindicar de una forma diferente y original el origen belga de la patata frita. En él se recogen interminables testimonios y leyendas de la procedencia de las frites/friets. Según una de esas fábulas, durante uno de los inviernos más duros, se congeló el río Mosa (en la región de Namur). Un pobre pescador que intentaba alimentar a su familia, en vista de que el estado del río no le permitía obtener el botín deseado, tuvo la genial idea de cortar las patatas que tenía en su despensa en forma de pececitos y freírlas. A sus hijos les supieron a gloria creyéndose que se trataba de una fritura de pescado muy especial que, además, estaba libre de espinas.
Margarita Rey



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