miércoles, 16 de enero de 2013

Atalaya: La bandera



Vista neutralmente, la bandera es sólo un trapo o un paño con colores y dibujos, en general de fieros animales, con castillos o ambas cosas. Pero, con el consenso de todos los ciudadanos, la bandera representa una nación o ideal de nación, la voluntad común de los ciudadanos de un país. Quemar una bandera es en sí una gamberrada, pero sabiendo lo que ésta significa, un ultraje, un agresivo insulto a la dignidad de otro país o de otra región. Pero aún no se ha llegado a ese extremo.

Durante la pasadas fiestas, el burgués Artur Mas, con sus aliados radicales separatistas de Esquerra Republicana de Catalunya, toleró que en todos los edificios oficiales catalanes fuese omitida la bandera nacional española, dejando ondear solamente la insignia de las barras o señera, tradicional de la corona de Aragón, ahora bandera catalana.

Se trataba, más que una bofetada al resto de los españoles, de un pueril intento de realizar ya, en la fantasía, la tan agoniosamente deseada independencia de Cataluña, quizá por esa estupidez, atribuida al escritor francés Alejandro Dumas (que lo desmintió) de que África comienza en los Pirineos. Pero el presidente de la Generalitat, Artur Mas, sabe muy bien que su patria chica es en gran medida pirenaica.

La mayoría de los españoles, más preocupados con el paro, el aumento de la pobreza, los desahucios y las salpicaduras a la clase media, apenas han reaccionado a tamaña idiotez.

Con su postura, Mas y sus radicales aliados están perjudicando a Cataluña, que debe una parte sustancial de sus ingresos a sus “exportaciones” al resto de España, pero que necesita, para mantenerse, las subvenciones o ayudas del Gobierno de la Nación.
 
 
 

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