jueves, 31 de enero de 2013

Atalaya: Un rey para los republicanos


 
 
Así titulaba la prensa extranjera al Rey Juan Carlos en los primeros años de la transición. Juan Carlos, hasta ahora, ha dado prueba de su voluntad de hacer de España un espacio territorial e ideológico aceptable por todos los auténticos demócratas.

La noticia de la abdicación de la reina de Holanda, Beatriz (75) en su hijo, el príncipe heredero Guillermo (45) da pábilo a cierta ambigua prensa, que en estos momentos difíciles se insinúa como republicana. Para los círculos que se esconden detrás de esos medios, la República sería la mejor solución para el futuro de España. De momento, todos esperan ansiosos la abdicación de Juan Carlos (75) en su joven hijo, Felipe, Príncipe de Asturias. Creen que el príncipe no está lo suficientemente preparado para regir un país como España. Sería la oportunidad anhelada para proclamar la República.

Que nadie se engañe. La República que quieren los círculos derechistas sería en realidad una dictadura encubierta, como lo fue el franquismo arropado como “Reino”, curioso reino sin rey (el pretendiente dinástico al desierto trono español era don Juan, ( Conde de Barcelona y padre de Juan Carlos), exiliado en Estoril (Portugal). Con Alfonso XIII, el chusquero y africanista general Franco fue un servidor. Establecida su dictadura, el monarca de El Pardo, sin trono, se sentía y comportaba como amo absoluto de España, apoyado incondicionalmente por una mayoría de “súbditos” y por la nacionalcatólica Iglesia, la del brazo en alto.

Así, pues, que se anden con mucho ojo los auténticos republicanos.


 

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