martes, 30 de julio de 2013

Leído en la Prensa: El Papa Francisco




Papa Francisco: ¿Cambio en la Iglesia o estrategia política?
Un año después, con la renuncia de Benedicto XVI por medio, las tornas han cambiado mucho en la Iglesia católica. El nuevo obispo de Roma, quien fuera cardenal Bergoglio, hoy papa Francisco, ha transformado el discurso eclesiástico en austero y aparentemente cercano al pueblo llano.
 
Pero, ¿es en realidad un cambio o se trata de una estrategia para combatir la desafección de la gente con la Iglesia tras los escándalos sexuales, económicos e internos?
 
AUSTERIDAD
Francisco ha querido romper con la imagen ostentosa del anterior pontificado con un giro hacia la austeridad. Desde el 13 de marzo de 2013, cuando fue nombrado papa en sustitución de Joseph Ratzinger, quien renunció al pontificado en una decisión histórica, Bergoglio ha querido cambiar con todo eso.
 
El día de su proclamación, comenzó a hacer patente su vocación franciscana renunciando a todo tipo de lujos: desde el trono de oro usado por su antecesor hasta la tradicional cruz de rubíes y diamantes. Cambió el anillo del Pescador de oro por uno de plata y renunció a la estola roja bordada en oro, a la esclavina roja y a los zapatos, también rojos, que usó Benedicto. En su lugar, prefirió zapatos negros y ropas más sencillas.
 
Una austeridad que ha querido mantener también en su viaje a Brasil durante la última semana de julio, para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Renunció al clásico papamóvil porque no quería ser visto a través de cristales y puso en serios apuros a los servicios de seguridad brasileños. "Fui a ver el 'papamovil' y estaba con vidrios. Nadie puede visitar a sus amigos en una caja de vidrio, no podría venir a visitar, a este pueblo que tiene un gran corazón, dentro de una caja de vidrio", aseguró.
 
Tampoco aceptó pasar su primera noche en Río de Janeiro en una habitación de lujo que le habían preparado. En su lugar, prefirió una estancia de 45 metros cuadrados bastante más austera.
 
CONTRA LA "IDOLATRÍA DEL DINERO"
Pero más importante que su atuendo, están siendo sus declaraciones. Pareciera que Francisco ha querido aprovechar su estancia en Brasil, un país en conflicto social tras las revueltas populares contra el aumento del precio del transporte, para acercar su mensaje a la gente y romper con la Iglesia de antes.
 
"La iglesia siempre se tiene que reformar, sino se queda atrás. Hay cosas que servían para el siglo pasado u otras épocas y ahora no sirven más, entonces hay que reformarlas", ha llegado a decir. "Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la iglesia salga a la calle", aseguró antes de partir de Brasil a Roma.
Y a los indignados, envió el siguiente mensaje de apoyo: "Un joven que no proteste no me gusta, el joven tiene la ilusión de la utopía y la utopía no siempre es mala". El joven tiene más frescura para decir sus cosas, un joven esencialmente es disconforme y eso es muy lindo y hay que escuchar a los jóvenes y cuidarlos".
 
De hecho, Francisco se ha mostrado abiertamente opuesto al poder y el dinero que imperan en el capitalismo, lo que ha denominado "feroz idolatría del dinero". "Una política mundial muy impregnada del protagonismo del dinero. Quien manda ahora es el dinero".
 
Ligado a esto, ha alertado en numerosas ocasiones del alto desempleo juvenil, que considera "alarmante" y que ahonda en la pobreza mundial. "Hay chicos que mueren de frío en el invierno y eso no es noticia, pero si bajan tres o cuatro puntos las bolsas de las grandes capitales, eso sí es noticia. No debemos caer en una globalización de la indiferencia".
 
¿GIRO PROGRESISTA O POSTUREO?
Quizás este discurso cercano a los humildes no resulte novedoso, lo que sí sorprende son sus declaraciones sobre temas espinosos para la Iglesia, como el matrimonio homosexual o la laicidad del Estado.
 
"¿Quién soy yo para juzgar a un gay?", ha asegurado este lunes en una conversación de hora y media con periodistas en el avión de regreso a Roma. Pese a mostrarse contrario al lobby gay, ha mantenido un respeto hacia los homosexuales que nadie esperaba: "Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, quién soy yo para juzgarla. El Catecismo de la Iglesia Católica explica y dice que no se deben marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad". Y ha puntualizado que el Catecismo sostiene que "la orientación sexual no es un pecado", pero que "sí lo pueden ser sus actos".
 
Sin embargo, no se puede obviar que Bergoglio, antes de ser nombrado papa, lanzó duras críticas al matrimonio homosexual, que definió de "movida del diablo", con frases como estas:
 
"No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios"
 
"Está en juego la identidad, y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos. Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones".
 
En el mismo sentido, ha querido mostrarse cercano a los no creyentes defendiendo la laicidad del Estado porque considera que éste, "sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas".
 
Sin embargo, desde su llegada al pontificado, no se ha observado un cambio de mayor aconfesionalidad en las relaciones Iglesia-Estado. Nada en el discurso eclesiástico ha variado en estos meses.
 
 
Francisco ha asegurado a los periodistas que el papel de la mujer "no es sólo la maternidad" pero ha cerrado la puerta al sacerdocio femenino porque sobre este tema "la Iglesia ya ha hablado y ha dicho no". Relega, de ese modo, el papel de la mujer a esta formulación: "La mujer debe ser algo más, la Virgen María era más importante que los obispos y curas".
 
A su vez, ha mencionado a los divorciados afirmando que "pueden tomar la comunión sin problemas", pero ha pedido misericordia para ellos porque es aún un tema a tratar por la Iglesia.
 
Fuente: El Huffington Post (HuffPost)
 

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