viernes, 20 de septiembre de 2013

Atalaya: La ética



 
La ética es el elemento fundamental de una auténtica democracia. La ética es la ciencia, ramal de la filosofía, que estudia los actos humanos desde el punto de vista de su rectitud y con los baremos de buenos o malos. Toda ética pretende la formación de hombres de buena conducta en todos los sectores de la vida.
 
Se entiende que la ética sea más exigente en cuanto a las relaciones individuales o colectivas. Una ciudadanía, un gobierno o un partido sin ética serían hordas. De especial importancia es por eso la deontología que marca la buena conducta de los gobiernos, los partidos y los grupos profesionales.
 
La ética, cuyos libros de texto habrán de ser redactados por solventes filósofos, es, en mi opinión, la asignatura más importante en cualquier plan educativo. Los colegios, como colectivos, también están sometidos a la ética para la óptima convivencia entre enseñantes y alumnos, lo mismo que la ética ha de gobernar la convivencia de los ciudadanos y el desarrollo de la vida política, con especial aplicación a los partidos políticos. Por lo demás, la ética ha de inspirar muy especialmente a la Justicia, siendo ésta en el fondo quien sanciona (y tendría que sancionar más) las conductas contrarias a la ética.
 
Una democracia sin ética no es una democracia. Es una dictadura encubierta de los ávidos del poder, de los cínicos y falaces, que viven lujosamente a costa de la sociedad. El estudio de las religiones (no de una sola religión, que tiene la osadía de declararse como la única verdadera) es útil por ser una parte de la historia de nuestros ancestros, pero no es tan esencial para la convivencia humana como la Ética.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario