sábado, 21 de septiembre de 2013

Tema de hoy: El Rey




Todos los medios de comunicación españoles se ocupan extensamente de la mala salud del Rey, a quien se practica una segunda operación en la cadera izquierda para sustituir la actual prótesis, foco de una gran infección y de insufribles dolores, que se unen a las fuertes molestias en otros huesos.
 
Por muy de derechas o republicano que se sea, causa pesar lo mucho que está sufriendo el monarca, apenas sosteniéndose en sus muletas y disimulando el dolor, que, a veces, le imprime un semblante de sufrimiento, aunque Juan Carlos (76) aguanta e incluso dibuja un aire de sano en su figura.
 
La salud del Rey importa a casi  toda la sociedad de España, que con sus más o con sus menos, sabe la crucial  importancia de Juan Carlos para el presente y el próximo futuro de España, que algún día –los tiempos aún no están maduros- bien podría convertirse en una república.
 
El Rey descarta una abdicación, aunque sabe lo bien preparado que está el Príncipe Felipe. No sólo por apego al poder, sino por la gran responsabilidad que pesa sobre sus hombros al ser  Jefe de Estado y de las Fuerzas Armadas, en un país que aún sigue dividido en dos mitades, con la sombra del Caudillo flotando sobre los conservadores. El gran mérito del monarca es saber mantener cierta concordia en “las dos Españas” (Antonio Machado) que se odian.
 
Juan Carlos, nombrado sucesor del régimen por el dictador Franco, (que en un arrebato de cínico oportunismo calificó a su dictadura de “democracia orgánica”), no quiso, como Rey, continuar la farsa. Asistido por hábiles consejeros derechistas, como Torcuato Fernández Miranda, que veía a España estancada con las inoperantes Leyes Fundamentales del Reino, y con la ayuda y dedicación del joven franquista Adolfo Suárez, el sucesor del Caudillo se dispuso a desmontar al arcaico régimen. Por lo demás, qué morro el del cruento general, nombrar reino a España, él un  pequeño vasallo de Alfonso XIII, teniendo al sucesor del vacante  trono español a un tiro de piedra de España, a don Juan, Conde de Barcelona, exiliado en Estoril (Portugal).
 
No voy a relatar los sinsabores que ha tenido que sufrir Juan Carlos, el enemigo declarado para los falangistas, e incluso, al principio, el disgusto familiar con su padre, el heredero dinástico del trono. Tampoco quiero explayarme en la hostilidad de los franquistas duros, que consideraban traidor al sucesor de Franco. Con la libertad y la democracia, Juan Carlos supo superar todos los impedimentos e iniciar la transición. Pero el monarca no puede vencer un obstáculo: los achaques de la edad. Aunque Juan Carlos no quiere abdicar (ningún Borbón abdicó; Alfonso XIII marchó al exilio) la palabra está en todos los círculos políticos. Una fecha propicia para un acto tan transcendental, podría ser el 6 de Enero de 2012, la fiesta de la Pascua Militar.
 
 
 

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