miércoles, 2 de octubre de 2013

Tema de hoy: Francisco





Gran sorpresa despertó el nombramiento del nuevo Papa, después de la retirada del dogmático ex jefe del “Santo Oficio" (Congregación para la doctrina de la fe, antes: Inquisición-), el bávaro Ratzinger. Ya el nombre escogido por el nuevo Papa, Francisco (a secas), indicaba cuál sería (si le dejan y no le envenenan) su hoja de ruta: fidelidad a Cristo, humildad, pobreza evangélica. ¿Qué pueden esperar los jerarcas del Vaticano de un hombre, que dice: “La curia del Vaticano es la lepra del papado"?

En el corto tiempo en la silla de San Pedro, Francisco ha expresado intenciones que no creemos que sean del agrado de jerarcas como el arzobispo y jefe de la conferencia episcopal española, Rouco Varela, en la vanguardia de la derecha más radical de España, fiel seguidor de los restos (ahora en el poder) del franquismo, muy calladito él en los últimos tiempos. El primer gesto en la renuncia al lujo vaticano (extensible a otras curias) lo tuvo Francisco al renunciar a su automóvil oficial y utilizar su más modesto coche particular. Si el Papa continúa su marcha hacia la pobreza evangélica, el Vaticano tendrá que renunciar a los lujos de que gozan los cardenales, obispos y demás representantes de Dios en la tierra. Más de un Palacio Episcopal tedría que ser destinados a fines más humildes que servir de residencia a los mandamases de sotanas.

 
En la reciente cumbre de la juventud católica, celebrada en Brasil, el Papa tocó temas candentes, como el de la homosexualidad. ¿Por qué no oímos decir al papa alguna palabra contra el nefasto celibato, que también crea problemas en la sociedad: homosexualidad “en el armario” y abuso de menores, por ejemplo. Francisco elogió el papel de las mujeres en la Iglesia, pero, por lo visto, no se atreve (¿todavía?) a permitir el sacerdocio a las mujeres. La Iglesia católica es una institución  machista (poder del hombre, cautela ante reclamaciones de herencias por hijos de religiosos), totalmente alejada del siglo XXI. En cuanto a las mujeres, ¿por qué no admitir a “sacerdotisas”?   Allá adonde no se aventuran los bien instalados jerarcas católicos, a las muchas zonas salvajes de nuestro planeta, en las que incluso aún perdura el canibalismo, monjas y sacerdotes hacen el mismo duro trabajo, frecuentemente sin la adecuada remuneración, sólo guiados por lo que en su ingenuidad llaman "la fe".

 
Si el Papa Francisco valora aquí en lo que vale esa fe, habrá dado un paso hasta ahora inédito en una Iglesia sangrienta y tenebrosa desde sus comienzos (los "literalistas", que impusieron la idea de que los Evangelios eran la realidad, aniquilando a los gnósticos, que veían en el cristianismo, disidente  de Jehová,  una alegoría para llegar  a la “gnosis” –conocimiento-)

 
Largo y difícil camino tiene el papa Francisco,  al que deseamos un buen catador.
 
 
 

1 comentario: