viernes, 21 de febrero de 2014

Atalaya: El bipartidismo


 
Para el mejor funcionamiento de una democracia participativa, que se inventa cada día, no resulta lo más indicado el bipartidismo. La existencia de dos macropartidos, que se alternan en el poder, aplasta a los pequeños partidos o microformaciones políticas, que también representan a núcleos de ciudadanos que no se sienten tenidos en cuenta por los dos grandes partidos. En España no existe un partido bisagra, con el que deba contar el partido en el poder. El modelo alemán con el SPD en el centro-iquierda y los democristianos (CDU/CSU) en el centro-derecha, era un buen ejemplo, con los demoliberales (FDP), que han solido formar coalición con los conservadores. Pero con el paulatino deslizamiento del FDP hacia posiciones neoliberales (neoconservadoras), que incluso supera la lógica relación de los democristianos con el capital, se ha perdido la función de bisagra del FDP, que actualmente adelanta por la derecha a la actual gran coalición de democristianos y socialdemócratas. En el espectro político alemán actual existe un partido de izquierdas, parecido a IU (Izquierda Unida), Nueva Izquierda, formado por disidentes del SPD y antiguos comunistas de la extinta República Democrática Alemana.
 
En el Congreso español es la coalición Izquierda Plural con once diputados, siete de los cuales pertenecen a IU, el grupo que representa a aquellos más afines al PCE. Su portavoz es Cayo Lara, pero justo es decir que el solitario diputado Llamazares (quien, por cierto acaba de presentar a los medios su nueva formación política Izquierda Abierta que concurrirá a las Elecciones Europeas) el que suele poner los puntos sobre las “íes” en sus intervenciones.
 
En nuestro país han surgido entretanto pequeños partidos que aspiran a la escala nacional, pero que van adquiriendo peso político, como  UPyD (Unión, Progreso y Democracia), presidido por Rosa Díaz al que han emigrado votantes socialistas descontentos. Otro nuevo partido, VOX pide la supresión de los parlamentos autonómicos. Sus afiliados y votantes proceden de simpatizantes y afiliados del PP, para quienes el Partido Popular no es lo suficientemente de derechas.  Existe también “Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía” (sucesor del grupo "Ciutadans per Catalunya"), centrista (con algunas posturas de izquierdas y otras de derechas), que aboga por una mayor participación del hombre de la calle en las decisiones políticas y tiene sus raíces en las manifestaciones masivas ciudadanas contra la política (de recortes) del PP. Su lema es el título del libro “Juntos podemos” del catalán, antinacionalista,  Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. Rivera lideró la lista en las últimas elecciones a la presidencia de la Generalitat  (2012) consiguiendo 9 escaños y triplicando así el resultado de 2010 cuando Ciutadans, con él como cabeza de lista, se presentó por primera vez a las elecciones al Parlamento catalán.
 
Como decía el líder socialdemócrata alemán Willy Brandt: “Hay que osar más democracia.”  El ejemplo han de darlos los dos partidos mayoritarios españoles: PP y PSOE, ahondando más en la democracia interna  y formando jóvenes líderes, que vivan en el presente y no, como el PP veterano, en nostalgias del pasado.
 
 

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