martes, 4 de febrero de 2014

Leído en la Prensa: Mas no tiene el número de Rajoy



Artur Mas ha dicho donde Évole que él ni siquiera tiene el teléfono de Rajoy. Eso, más que cualquier otra cosa, sí que retrata su desinterés por el diálogo. Hoy día cualquiera almacena cientos de teléfonos en la memoria de su smartphone. Por demás en su caso es irrelevante; a él le basta dirigirse a su secretaria con la displicencia de Don Draper y decirle «llámeme al Rajoy, collons». Para comunicarse con Moncloa no necesita implantar un teléfono rojo desde la Generalitat, como aquella línea nuclear satirizada por Kubrick. En fin, resulta bastante ridículo salir en televisión justificándose en que no tiene el número, un gesto más propio de una adolescente despechada.

Por supuesto Mas tiene el número. Esa mentira está descontada. Lo que importa es el detalle simbólico de negarlo. Cuando Mas dice que no tiene el teléfono de Rajoy, sólo está diciendo, en clave pueril, que no quiere saber nada de él. Lo suyo es como aquella humorada del marido a su mujer:

- Si no suena el teléfono, soy yo.
Esta bobada de Mas con el teléfono quizá retrata el propio anacronismo de sus ideas, un nacionalista típicamente del XIX anclado en el pasado. De hecho ha llenado las cancillerías de cartas, eso sí, con poco éxito. Nadie le responde porque esos líderes resulta que están en otro siglo. En todo caso el problema de Mas con el teléfono, desnortado ante él como Rubén Darío, es algo que no va a entender el público del siglo XXI, mucho más cercano a la lógica de Jordan Belfort, el Lobo de Wall Street, que empuña el smartphone como una lupara: «¿Veis estos teléfonos? No van a marcarse solos.». Cuando el president sale en televisión diciendo que no tiene el teléfono de Rajoy, resulta simplemente ridículo.
 
El Molt Honorable sí ha llamado en cambio a Susana Díaz. Seguramente porque no tiene nada que negociar con ella. Parece que el líder catalán está dispuesto a hablar con quien sea, excepto con quien tiene que hablar, que es el presidente español. Y el caso es que si Rajoy quiere entender esta
situación, no va a poder recurrir a la Ciencia Política sino más bien al 'Elle' o al 'Cosmopolitan': «¿Por qué no me llama?» es una típica pregunta de consultorio sentimental, desde Elena Francis para acá. En el blog 'Cosas de mujeres' se da un consejo de madres a hijas: «El hombre que está interesado, llama». Mas no tiene interés, eso es todo. Pero así está el nivel del diálogo político sobre el problema catalán: un órdago para romper una nación de siglos con gestos de adolescente ofendida, como si estuviera rompiendo con su novio del instituto. Con lo fácil que es contactar con Rajoy, como Bárcenas, y que él te mande un SMS: «Mañana te llamo. Sé fuerte. Hacemos lo que podemos».

Venga, Artur, no te quedes esperando que sea él quien te haga una perdida.

Fuente: Diario SUR
Autor: Teodoro León Gross




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