miércoles, 9 de julio de 2014

Pincelada: Adiós a un as del balón




En mi niñez (les estoy hablando de mediados de los años cincuenta), para mi padre, muy aficionado al fútbol y socio del Barça, el mejor jugador de fútbol del mundo era Kubala. Sin embargo, recuerdo todavía hoy que hablaba con mucha admiración de un jugador del equipo rival, el Real Madrid, que se llamaba Alfredo Di Stéfano. Decía que había faltado poco para que “la saeta rubia”, como se apodaba a Di Stefano, hubiese sido jugador del Barça, ya que existía un preacuerdo que no fue respetado y que Santiago Bernabéu había conseguido con malas artes el traspaso del jugador desde el River Plate al Real Madrid.

Por aquel entonces el Barça dominaba el panorama futbolístico español, mientras que el Real Madrid ejercía tan sólo de figurante, ya que llevaba 21 años sin ganar la Liga. Pero todo cambió con la llegada de Di Stefano que, como jugador genial y máximo goleador, no tardó en catapultar al Real Madrid al Olimpo del balompié mundial, al tiempo que, él mismo, se convirtió en el ídolo de toda una generación.
 
A mí, para quien el fútbol ha sido siempre el libro de los siete sellos, los jugadores de ese deporte siempre me han parecido gladiadores o mercenarios modernos que ganan una burrada sólo por pegarle pataditas al balón. Pero los futbolistas de los tiempos de Di Stefano, Kubala o Puskas (nombres que se han quedado grabados en mi memoria de no aficionada) sudaban la camiseta domingo a domingo por sueldos que, si bien para el españolito medio eran simplemente astronómicos, no tienen nada que ver con las pagas inmorales que hoy perciben estrellas como Cristiano Ronaldo o Leo Messi.

Y sin embargo, por mucho dinero que ganen, ninguno de esos nuevos dioses del balón ha logrado cautivar a los aficionados con la magia de su juego como lo hizo en su día Di Stefano, que nos dejó para siempre el lunes, a los 88 años de edad, víctima de un infarto. El Real Madrid le rindió homenaje con un emocionante vídeo y, para los que no lo conocían, El Huffington Post publicó un artículo con 11 vídeos para que sus lectores pudiesen ver cómo jugaba “la saeta rubia”.

Ayer, la afición madridista  acudió en multitud a la capilla ardiente instalada en el Santiago Bernabéu para dar un último adiós a su presidente de honor. También el rey Felipe se acercó al Bernabéu para dar el pésame a los familiares del finado. “Fue una persona irrepetible, única en el mundo, que hizo del fútbol un arte”, dijo el monarca a los periodistas allí congregados. Antes de abandonar el estadio, Felipe VI añadió: “Reconocemos una personalidad extraordinaria. Lo sentimos todo muchísimo y mantenemos siempre nuestra admiración y gratitud para siempre. Ha sido un grande entre los grandes”.
 
Hoy miércoles, la capilla ardiente volverá a abrir sus puertas a partir de las 9 de la mañana. A las 15 horas los restos mortales de Alfredo di Stéfano serán trasladados a su última morada en el cementerio de La Almudena. Allí recibirá sepultura en la más estricta intimidad.

Requiescat in pace, Alfredo.

Margarita Rey

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