viernes, 3 de octubre de 2014

Atalaya: “MAS de lo mismo”



Se pronunció el TC (Tribunal Constitucional) acerca de la valoración de la consulta  del 9 de noviembre en Cataluña sobre un referéndum independentista. El TC dejó en suspenso la consulta, para que dicha reivindicación pase por todas las instancias jurídicas.

El Presidente de la Generalidad no se amilana. Acorralado por sus socios separatistas de ERC (Izquierda Republicana de Cataluña), Mas declaró ante el Parlamento catalán que mantiene la consulta del 9 de noviembre pese a la suspensión de la misma por el TC. Entretanto, el Govern presentó el miércoles dos recursos ante el Tribunal Constitucional contra la decisión del Gobierno de impugnar la Ley de Consultas y la convocatoria del 9N, en los que pedía el levantamiento inmediato de la suspensión cautelar de la Ley de Consultas y del decreto de convocatoria. Además, el Parlamento de Cataluña ha recusado entretanto a dos miembros del Tribunal Constitucional: a su Presidente), Francisco Pérez de los Cobos, y el Magistrado Pedro José González-Trevijano . El Parlament cuestiona su imparcialidad por su militancia en el PP o su afinidad ideológica con este partido.

Si nadie lo remedia, octubre va a estar copado por las noticias desde Cataluña y noviembre podrá  ser un mes “explosivo”, si Mas no obedece a la Constitución y acepta la aparcada consulta popular sobre el referéndum. Por eso, al contrario que el Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, Mas apremia a la celebración de la consulta (a lo sumo, quizás haga la concesión de aplazar la fecha, para evitar el choque de trenes).

En una intervención en La Sexta, Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, indicaba la necesidad de modificar la Constitución, que no se ajusta ya a la situación de la democracia en España. Sánchez retomaba  la idea de una España federal, expresada desde hace  años por los socialistas menos adaptados al sistema (en gran parte por miedo a la derecha). Una España federal solucionaría  (como en Alemania, étnicamente tan diferente) la cuestión de Galicia, el País Vasco y Cataluña, las autonomías diferenciadas.

La situación se pone candente en Cataluña, donde los separatistas enseñan  sus músculos. El envío por el ministro del Interior de 300 antidisturbios para  apoyar a los mossos d'esquadra en las  múltiples manifestaciones, es interpretado por ERC como “injerencia” de Madrid en los asuntos catalanes, algunos todavía más radicales creen ver un aviso de intervención desde el Gobierno.

Mas sabe que su aventura independentista no sólo ha acabado con su prestigio personal, sino también con su carrera política. Pero, obligado por sus aliados en ERC, en vez de aceptar una necesaria reforma  constitucional, quiere “dar MAS de lo mismo”, es decir: no se apea del burro, en detrimento no sólo de la paz en el resto de España, sino de los propios catalanes, divididos en su identidad geopolítica. Además, la Unión Europea no admite a “estados” separatistas.            



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