viernes, 31 de octubre de 2014

Literatura: La biografía "no autorizada" de Rouco Varela



El pasado 24 de septiembre , en el Colegio Mayor Chaminade, el  ex presidente del Congreso, José Bono y la teóloga Isabel Gómez Acebo presentaron el libro “Rouco. La biografía no autorizada" (Ediciones B).  En esta obra, el periodista José Manuel Vidal, director de Religión Digital, repasa la figura de Antonio María Rouco Varela a lo largo de los últimos 40 años.

El autor presenta a Rouco como una persona insegura, autoritaria e incapaz de encajar las críticas". Según Vidal, el cardenal Rouco, al principio, cuando estudiaba en Alemania, era muy progresista. (No sé de dónde habrá sacado Vidal esta información. Manuel me cuenta que conoció a Rouco en el Colegio Español de Múnich, donde compartió durante un tiempo mesa con él en el comedor. Y, ya por aquel entonces, a pesar de su juventud, Rouco era un carca franquista). Después, escribe el autor, modificó su talante y, especialmente después de la elección del nuevo Papa Juan Pablo II, se convirtió en el Rouco que todos conocemos y al que Vidal acusa de “hundir la imagen" de la Iglesia en España.

José Manuel Vidal comenzó a escribir la biografía en los años 90 y cuenta que, tras escribir el primer capítulo relativo a la infancia de Rouco, éste lo desaprobó. Así que, después de casi dos décadas de investigación, en el curso de los cuales recogió datos sobre el cardenal incluso en el propio pueblo natal de Rouco, esta biografía “no autorizada” ve ahora la luz aprovechando la marcha de Rouco Varela. Una biografía que, como dice Vidal, es más bien una "crónica periodística" sobre el polémico “príncipe de la Iglesia”. Vidal también opina que en la Conferencia Episcopal Española queda "cada vez queda menos" de Rouco y que el cardenal "pasará a la historia por más sombras que luces".

Francamente, después de leer la sinopsis de la obra en varios periódicos, no creo que me compense comprarme el libro sobre este siniestro personaje que ha conseguido dar marcha atrás en el tiempo y retrotraernos a formas y políticas eclesiásticas que creíamos ya superadas.
Margarita Rey
 
 
 

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