lunes, 17 de noviembre de 2014

Atalaya: Yo no soy tonto



Hay canales de televisión en los que las locutoras leen las noticias completamente desnudas, mejor dicho, se van desnudando en el curso del telediario hasta quitarse finalmente las braguitas. Los dueños de las cadenas y sus responsables creen, tal vez, que así aumentarán la audiencia, pero yo soy de la opinión de que los televidentes mirarán sólo el striptease total y pasarán mucho de las noticias o de  la publicidad.

La publicidad es otro capítulo que merece unas líneas. En los anuncios, la mujer sirve de cebo o aliciente para que adquiramos algo, que, en realidad no necesitamos. Las féminas suelen ser amas de casa. “El blanco más blanco” parece ser la única preocupación de la mujer, a la que se ofrecen los más diversos y eficientes detergentes. Si se trata de tener la casa reluciente, ahí está “Don Limpio”, fiel y eficaz amigo de la mujer. Lo curioso es que en muy pocos anuncios se muestra a hombre haciendo las labores consideradas como propias de la mujer. Los hombres sólo aparecen cuando se trata de convencer al ama de casa  de utilizar unos detergentes que dejan los baños relucientes, la cocina como nueva, y de hacer ver a su asombrada y posible cliente de cómo hacer que la nevera vuelva a estar  como nueva o mostrarle como con unos polvitos maravillosos. En la tele también se anuncian bancos especiales que conceden créditos casi gratis (el que pique se la juega, por muy serio que aparezca el comercial y atractiva la señorita que quiere hacernos tragar la bola).
 
En fin, en las televisiones se anuncia casi todo: móviles “casi gratis”, instrumentos de gimnasia, una manguera kilométrica, que al ser enrollada cabe incluso en un bolsillo, muchos perfumes ilustrados por eróticas jóvenes, cremas que al cabo de un mes hacen desaparecer las arrugas (de la edad) y, muy delicadamente, un ungüento contra el picor en lo más delicado de la anatomía femenina, y preservativos para ella y para él. Yo me pregunto ¿qué tiene que ver una modelo con un automóvil?

Una conocida empresa alemana anuncia sus productos electrónicos con la coletilla: “Yo no soy tonto”. Reconozco que la publicidad es necesaria para mantener una emisora de radio o un canal de televisión. El negocio es el negocio. Además es una pausa para que vayamos al baño. Pero no me creo ni la mitad de lo que se anuncia, “porque yo no soy tonto”.  
 
  


No hay comentarios:

Publicar un comentario