viernes, 7 de noviembre de 2014

Pincelada: Santuarios

 


Según el diccionario,  la segunda acepción de “santuario” es: “Lugar donde se goza de impunidad y que se usa como refugio”. Probablemente por eso, organizaciones animalistas han elegido esa palabra para denominar a un lugar donde se recoge y cuida a animales abandonados, maltratados o rescatados del matadero. Generalmente, se trata de de explotaciones animales, cuya carne se destina al consumo humano. Por ello, la mayoría de las organizaciones que se dedican al rescate y cuidado de estos animales, son veganas, es decir vegetarianas extremas.
 
Ser vegano es un estilo de vida. Significa no consumir productos animales de ningún tipo: ni carne, ni pollo, ni pescado.  El vegano tampoco come huevos, leche y sus derivados (mantequilla, yogur, cuajada) ni miel de abeja. Los veganos se alimentan principalmente de frutas y verduras, arroz, cereales  y frutos secos.

Ser vegano es rechazar el maltrato de los animales en cautiverio, lo que incluye el tener a los animales en jaulas o lugares poco espaciosos que obliga a los animalitos a estar hacinados. La filosofía de los veganos es que los productos animales deben ser para alimentarse ellos mismo o sus crías (la leche de vaca para alimentar a sus becerros, la miel para el consumo de las propias abejas en su colmena). Los veganos también están en contra del uso de animales para la confección de vestidos o para fines experimentales.

No hace mucho vi un vídeo conmovedor sobre uno de esos santuarios, el santuario Gaia, en la provincia de Gerona que ha conseguido hacerse famoso incluso allende nuestras fronteras (p.e. en Italia y Latinoamérica). Me gustó tanto que lo incluyo, aunque en YouTube pueden encontrar muchos más, algunos de ellos tan graciosos como el de un pavo que baila flamenco.
 
Pero el santuario Gaya no es el único. Hay bastantes más centros de esa clase como El Valle Encantado,  Wings of Heart y El Hogar ProVegan, que son los más veteranos, así como Compasión Animal, Mino Valley Farm Sanctuary,  Santuario Vacaloura y León Vegano Animal Sanctuary, en los que se da a los animales la oportunidad de vivir en libertad y armonía.

Dice Eduardo Terrer, de Wings of Heart: “Nos esforzamos en que sus vidas, duren lo que duren, sean vidas que valga la pena vivir”. Su hermano Alberto, responsable de Compasión Animal, explica que el objetivo número uno es “luchar por aquel al que defendemos, sacarlo de la explotación y darle la vida que le pertenece”.

Demos pues las gracias a todos ellos por que luchan de manera altruista y poniendo toda su dedicación por la dignidad de unos animales que no suelen recibir el afecto de nadie porque, olvidando que se trata de seres vivos, se les considera simples mercancías de las que se pretende obtener el máximo beneficio económico.

Margarita Rey


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