miércoles, 10 de diciembre de 2014

Atalaya: ¿El fútbol, campo de batalla de los ultras?



El sábado, 22 de noviembre, se produjo junto al Estadio Vicente Calderón una violenta "quedada" de un nutrido grupo de ultras y nazis, en la que resultó muerto de golpes en el cráneo, el joven ultra Francisco Javier Romero Taboada, Alias Jimmy.

La quedada, convocación  a un encuentro utilizando los móviles para luchar unas bandas urbanas contra las rivales en un lugar determinado, tuvo  lugar antes del partido entre el Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña. Los medios de comunicación españoles y los extranjeros siguen ocupándose del tema, que ya  está trayendo cola, y que  involucra al Ministerio del Interior. Su titular, Jorge Fernández Díaz ha declarado plausiblemente, que en el Ministerio no se había  recibido ninguna nota respecto a una "quedada". Antidisturbios se comportó correctamente, siendo  detenidos los que cometían actos de violencia y perturbaban el orden  público.

En primer lugar, las críticas se dirigen  contra los clubes de los equipos de fútbol, que admiten como socios a todo el mundo y sin ninguna referencia. Hasta ahora han  pensado que dinero es dinero. Después de lo ocurrido hace una semana, los omnipotentes presidentes de todos los clubes tendrán  que contar con directrices del Interior, recordándoles que ellos tienen una gran parte de responsabilidad, al darles el carné de socios a quien no se acredite como fan o hincha y ciudadano respetuoso del orden público, que no avasalla o agrede a los demás espectadores. Esto  rige por igual para los ultras  de izquierdas y los de derechas. A los fachas se  les reconoce fácilmente porque portan la bandera preconstitucional, la del pajarraco, exhiben  fotos de Hitler y de  su libro “Mein  Kampf”, “Mi lucha”, prohibido en Alemania, y algunas veces cantan  el “Cara al Sol, “con el brazo en alto. ”Además muestran la cruz gamada -o svástica- de la “raza superior aria”.
 
Los clubes ya han empezado a  tomar decisiones antes de que lleguen las medidas del Gobierno.  Así, como en el Atlético de Madrid, los ultras son  expulsados de otros clubes. El  fútbol, "el deporte rey", mueve cantidades astronómicas de dinero. Por  el traspaso de futbolistas estrellas  los clubes pagan millones de euros. Una importante decisión es  la de prohibir insultos y expresiones racistas. Por lo demás, se supone que habrá  en el futuro una  estrecha cooperación entre los grupos de Seguridad que trabajan en los estadios y la policía.
 
 
 
 
 
 
 
 

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