jueves, 25 de diciembre de 2014

Leído en la Prensa: Navidad de padres a hijos


 

Probablemente el rito familiar más poderoso que conecta a padres e hijos sea la Navidad. Hay otros, claro, pero la ilusión emocional de la Navidad resulta insuperable. La transformación de la casa es una fiesta. Es difícil verles participar en algo con la misma alegría que al sacar del desván las cajas de la decoración, arrastrar el viejo escritorio biedermeier de aire apolillado para dejar su sitio al árbol, ejercer el derecho de colocación de la estrella, ponerle la corona dorada a la figura de la Virgen en el Belén o clavar fuera la pala de Papa Noel. Desde luego saben llenarse de Navidad.

Y eso, el espíritu de la Navidad, es sagrado. Pero ya se tenga fe en el nacimiento del hijo de Dios representado en el Belén, ya se vea sólo como atrezzo, es razonable preguntarse si se comete un error concibiendo la Navidad como una burbuja, una frontera sentimental con la realidad, ésa donde hay mil millones de niños pobres, la mitad de la población infantil del planeta. En el tiempo de lectura de cada frase de este artículo, habrá muerto un niño. Tres segundos, lo que tarda un fun fun fun. En el plazo de vigencia de este diario, se podría llenar un estadio de fútbol de muertos. Para no perder el sentido con esas cifras mareantes, sólo en España casi tres millones de niños están al otro lado del umbral de la pobreza.
 
No son datos bajo sospecha ideológica, sino estadística oficial europea. Cristóbal Montoro no puede desmentir los datos de Cáritas; sólo mentir sobre esos datos. Y esta pobreza es una bomba de relojería que estallará en el futuro. España es el país europeo donde más aumenta la desigualdad, y también la pobreza infantil, sólo tras esos rumanos del imaginario de la miseria viniendo en sus pateras de cuatro ruedas. La protección se ha desmoronado más que en cualquier otro grupo social; pero es lógico, no votan. Hace pocos meses, en una sesión parlamentaria, los diputados de la derecha se mofaron cuando un portavoz habló de pobreza infantil entonando un 'ooohhhhh', versión onomatopéyica del ¡que se jodan! de los parados. Esto no va de siglas -en la legislatura socialista, creció un 28%- pero sí de indiferencia e insensibilidad que se proyecta en la acción legislativa: de las cuatrocientas iniciativas parlamentarias del mandato, sólo dos se referían a la infancia, y fueron rechazadas. Los niños son las víctimas más acentuadas de la crisis.

Las luces de la Navidad ocultan las sombras de los fantasmas del desamparo que hay al otro lado, cuyo espectro apenas se refleja en los escaparates del bienestar, náufragos sonámbulos entre las melodías de la 'noche de paz, noche de amor'. Tal vez el espíritu de la Navidad esté averiado si la alegoría del nacimiento en la miseria de Jesucristo no merece algo de pedagogía del presente sin tapar la realidad a los hijos tras un farallón moral de espumillón.
 
Fuente: Diario Sur (diariosur.es)
Autor: Teodoro León Gross




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