miércoles, 17 de diciembre de 2014

Pincelada: “Hacer un Sabina”


 
Parece como si nos hallásemos ante una singular epidemia. Primero, Pastora Soler y, el 14 de diciembre, Joaquín Sabina. El motivo, “glosofobia”, el nombre científico para “miedo escénico”, al que ya dedicamos nuestra “Pincelada” del 5 de diciembre. Y ahora, “vuelta la mula al trigo”.
 
El pasado sábado, “el flaco jienense” se iba a enfrentar por primera vez después de cinco años al público madrileño, en solitario, sin el otro “pájaro” y compañero de viaje de los últimos tiempos, Joan Manuel Serrat. Lo hacía para celebrar los 15 años desde la aparición de su trabajo más exitoso: “19 días y 500 noches”.
 
La respuesta de sus fans ante esta reaparición fue impresionante: las 14.000 entradas para este primer concierto en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid (ahora Barclaycard Center) se agotaron apenas dos horas y media después de salir a la venta.
 
El sábado, cuando el cantautor subió al escenario, aunque emocionado por el apoteósico recibimiento que le dispensaron sus fans que abarrotaban el recinto, nada parecía indicar que Sabina tendría que tirar la toalla tan sólo 40 minutos después del inicio del concierto.
 
"Lo lamento mucho", se disculpó cuando las fuerzas le abandonaron. “Hoy, por exceso de ganas de estar bien delante de mi gente de Madrid, me acaba de pasar -llegando a cosas feas- un Pastora Soler". Tras una pausa, en la que sus músicos trataron de entretener al público, Sabina regresó al escenario y retomó la actuación, pero tuvo que retirarse treinta minutos antes de lo previsto. “Después de esta canción no habrá bises”, “perdonadme pero no me encuentro muy bien” dijo, visiblemente emocionado y con lágrimas en los ojos, al dirigirse al público que le respondió con una gran ovación.
 
Joaquín Sabina ya había estrenado con gran éxito el concierto “500 noches para una crisis” durante una gira “de regalo” (según sus propias palabras) para ese público de Latinoamérica que le adora y que le llevó a Argentina, Uruguay, Chile y Perú, donde arrasó. Lo normal hubiese sido que el miedo escénico le hubiese paralizado allí, en tierras lejanas Sin embargo, el ataque de angustia le sobrevino en su ciudad de adopción, Madrid.
 
Precisamente este mismo lunes, el portal de medicina “EFE salud” (efesalud.com)  dedicó a este tema un interesante e informativo artículo que pueden leer clicando sobre las siglas subrayadas en rojo.
 
También el lunes, el manager de Sabina, José Navarro Berry, comunicó que el cantante se encontraba “muy bien, después de haber dormido toda la noche” y señaló que las demás representaciones, las más importantes la del martes en Madrid y las de Barcelona (el 22 de diciembre, ya agotada, y la del 23, para la que quedan muy pocas entradas) siguen en pie y a las expectativas se une el temor por parte de su público de que lo ocurrido el 14 de diciembre en Madrid se pueda repetir en uno de los conciertos siguientes.
 
Aguardábamos para publicar estas líneas el segundo recital de J.S. en Madrid, esperando y deseando que no sobreestimase sus fuerzas. Hace tres años ya le tocó vivir un incidente parecido en Tijuana (México), que le obligó a suspender la función porque se temía que fuese un ataque cardíaco (recordemos que, debido a sus excesos de drogas y alcohol,  Sabina sufrió un ictus en 2001, del que se ha recuperado sin demasiadas secuelas). Pero, al día siguiente, el incombustible cantautor ya estaba al pie del cañón, más fresco que una rosa, levantando al público de sus asientos en una actuación inolvidable. Por las noticias que nos llegan, todo parece indicar que este poeta canalla ha vuelto a superar la crisis. Recibido por un auditorio puesto en pie, coreando su nombre y aplaudiendo a rabiar para apoyarle, arroparle y agradecer que su ídolo no les había dejado en la estacada, Joaquín Sabina inició ayer noche su concierto con el tema  “19 días y 500 noches” y, según publica la prensa de hoy, no sólo lo llevó a buen  termino, sino que fue vitoreado por los 10.000 espectadores de uno de sus mejores "en vivo" de los últimos tiempos.
 
Por cierto, el sábado pasado se acuñó un nuevo vocablo. Si Joaquín Sabina explicó al público su súbito malestar con la expresión no demasiado afortunada “me acaba de pasar un Pastora Soler” (que le recriminaron poco después compañeros como Mónica Naranjo y que parece que tampoco ha gustado mucho a la propia Pastora), ayer noche oí por primera vez en la televisión el término “hacer un Sabina” para referirse a ese temor angustioso y atenazante conocido como “miedo escénico”. Maestro Sabina: donde las dan, las toman.
 
Margarita Rey
 
 

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