domingo, 1 de marzo de 2015

Atalaya: Robin Hood


 

Cuando por primera vez oímos la palabra Podemos, pensamos en un grupo de amigos que se habían impuesto una tarea. Posteriormente, la Sexta nos fue informando de este grupo político, que dispone de un líder,  todavía no electo, Pablo Iglesias (que no tiene nada que ver con el fundador del PSOE y de la UGT). Iglesias y su compañero Monedero, profesores universitarios de política y economía, en relativamente poco  tiempo se hicieron con un partido de masas, que casi ha fagocitado a IU y arranca  puntos al PSOE, que para Podemos está demasiado a la derecha y su oposición ha sido tan leve que el PP ha podido concebir leyes retrógadas,  antiobreras y muy en el surco de los intereses del capital español. Pablo Iglesias y Monedero habían trabajado como asesores de gobiernos poco democráticos, como  Venezuela o Bolivia.
 
Podemos, que después  de las elecciones europeas ganó de una tacada cinco escaños en el Parlamento Europeo (Estrasburgo) consideraron que la situación en España no difería  mucho en cuanto a pobreza y corrupción. Gracias al carisma y demagogia de Pablo Iglesias, lo que solamente había sido un grupo, ha ido aumentando hasta formar una organización capaz de convocar en la Puerta del Sol a decenas de millares de personas, muchas de ellas que, como protesta por la política de Zapatero, habían votado PP en las pasadas elecciones generales. Esperemos que esta vez no se confundan.  Como siempre hace la derecha, Rajoy y su PP hablan siempre de herencia (del gobierno socialista). Pero la España actual es un país sacudido por la crisis internacional, que aún no ha pasado y que el gobierno del PP, para satisfacción de Frau Merkel en Berlín, está abordando a costa de los 26  % de parados y más de 8 millones de indigentes y desahuciados, los sin techo.

En el debate sobre el estado de la Nación, Rajoy echó mano al repertorio de medias verdades y mentiras, pero halló en el nuevo y joven secretario de organización del PSOE, Pedro Sánchez un hueso duro de roer, que contestaba a las invectivas de Rajoy con una sonrisa. Llegado su turno, Pedro  Sánchez, sin apenas alterar su tono de voz, echó en cara a Rajoy  las carencias de su política.
 
Al día siguiente, Pablo Iglesias daba un mitin multitudinario, atacando a la derecha amiga del capital y su  indiferencia ante los acuciantes problemas de las clases bajas. En  un momento dado me pareció  oírle autodefinirse como “socialdemócrata”.
 
Las dictaduras  como Venezuela o Cuba ya no se llevan en España. En cualquier caso, el PSOE habrá de andarse con buen tiento.  En las encuestas Podemos ya ha dejado en tercer lugar al principal partido de la oposición. El PSOE ha de girar un tanto a la izquierda. Para un no  despreciable número de españoles Pablo Iglesias se ha convertido en un pis pas en el Robin Hood de la incierta política española.
 
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario