viernes, 6 de marzo de 2015

El talón de Aquiles



Grecia se ha convertido en el Talón de Aquiles de la Unión Europea. En la mitología griega, el héroe Aquiles (Guerra de Troya) era inmortal, salvo en uno de sus talones. Según la leyenda, su madre, la bella Tetis, hija de Nereo, Dios del mar, sumergió a su hijo en el agua para hacerle inmortal, pero el talón por el que le sujetaba quedó fuera del agua y esa parte de su cuerpo se convirtió en su punto débil. En una de las batallas durante el asedio de Troya, el héroe troyano Paris mató a Aquiles clavándole una flecha de su arco en el talón.

Al igual que en los míticos tiempos, Grecia cree haber encontrado un nuevo talón de Aquiles en la Unión Europea, más consolidada como comunidad de intereses financieros que como unión política. La “Hélade” ha descubierto ese talón en España y Portugal a través del nuevo partido Syriza (una mezcla entre Izquierda Unida y Podemos), liderado por Alexis Tsipras, que en las pasadas elecciones casi pulverizó a las tradicionales formaciones, la conservadora  Nea Dimokratia (Nueva Democracia), y al socialista Pasok, (Movimiento Socialista Panhelenico).  Los griegos, al borde  ya de la ruina, procuraron una mayoría a Tsipras, el Pablo Iglesias heleno.

El actual gobierno de Atenas, presidido por Tsipras, es bastante afín a algunos planteamientos de Podemos en cuanto a una solución de la crisis, la lucha contra el paro y la indigencia y a la democracia participativa. Pero la cuestión es que en Bruselas se veía en la intención de Tsipras de sacar a Atenas de la “Zona Euro” si no se renegociaban las condiciones de sus dos rescates,  una catástrofe para el proyecto europeo. Lo mismo se temía en Madrid que, en el fondo tampoco desea la deserción de Grecia (por su positiva –aunque pequeña– evolución económica, España se está convirtiendo en uno de los países líderes de la UE, al menos según algunos medios).
 
Tras un táctico tira y afloja, en el que Alemania fue extremadamente dura durante las negociaciones para demostrar quién tiene la sartén por el mango, la UE ha concedido a Grecia la prórroga de un segundo programa de ayuda, que podría ser la antesala de un tercer rescate. Veremos si estos cuatro meses de respiro sirven para aliviar de alguna manera las maltrechas economías de los compatriotas de Tsipras, que también quieren conservar su dignidad.

Como después del varapalo del Eurogrupo había que salvar la cara frente a su electorado, Alexis Tsipras no dudó en atacar a los Gobiernos de España y Portugal por su dureza en la renegociación del rescate griego, acusándoles de conspirar para derribar a su gobierno con fines electoralistas (se refería obviamente al avance de sus amigos de Podemos en las encuestas ). Sin embargo, aunque esté feo, habría que recordarle que Grecia “debe” a España 26.000.000 millones de euros, una parte de los cuales en forma de avales (por eso el entrecomillado), lo que implica que, si Grecia fuese incapaz de pagar esa deuda, sería España quien tendría que reembolsarla . En cuanto a Portugal, bastante tiene con hacer frente a las duras medidas que le impuso la “troika” tras su rescate de 78.000 millones de euros en abril de 2011, como para dedicarse a intrigas palaciegas que puedan afectar de alguna manera a Grecia.
 
Hay una nota importante a la que, en mi opinión, no se ha dado la suficiente atención: Para obtener ese "respiro", destinado mayormente a hacer frente a los pagos de pensiones y a los salarios de los funcionarios, Tsipras había lanzado un órdago a la UE amenazando, no sólo con abandonar la Zona Euro, sino con unirse a Putin. La Federación Rusa, que trata de ampliar su territorio en la Europa Oriental, habría acogido a los griegos, empobrecidos y humillados por “los ricos” en la Europa Occidental,  con los brazos abiertos. Putin representa a los viejos zares que soñaban con un continente europeo  ruso desde los Urales hasta el Atlántico. Sin embargo,en este momento, con el rublo en caída libre por culpa del desplome de los precios del petróleo y su economía al borde del colapso, en parte debido al conflicto en Ucrania,  Putin -aparte de suministros de gas- poca cosa más puede ofrecer.

Ahora parece que la tensión entre Atenas y Bruselas disminuye. Todo se soluciona con dinero. Pero donde no lo hay…
 
 
 
 
 
 
 

 

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