viernes, 24 de abril de 2015

Atalaya: No te fíes…




A la Unión Europea, mayorizada por el capital, le ha salido con Grecia un forúnculo debajo de la axila o, por decirlo de un modo más coloquial, “un grano en el culo”. Los griegos habían logrado ingresar el 2 de enero de 1981 en la UE (entonces Comunidad Europea) por su importancia geoestratégica y más tarde, falsificando las cuentas, en la Unión Europea, a quien interesaba la inclusión de países de la Europa oriental (Rusia, que tiene intereses opuestos, rechazó a la sazón la oferta de Bruselas).
 
Desde siempre, los griegos han vivido por encima de sus posibilidades. Al llegar la crisis, Grecia, al borde del abismo, tuvo que ser rescatada por el capital europeo para pagar su deuda con el BCE, una situación similar a España, Portugal o Irlanda, aunque mucho más grave.

En España, las rígidas medidas de austeridad, impuestas por el gobierno de Rajoy, impidieron la catástrofe financiera del país, perjudicando sobre todo a la clase trabajadora y la clase media y media alta. Los griegos, sin tejido empresarial solvente y con una falta crónica de competitividad, no pudieron soportar tamaño sacrificio sólo con los ingresos proveniente de la industria turística (en Grecia uno de cada cinco trabajos está relacionado con ese sector). Indignados por su caída en picado en la pobreza, todos los días decenas de miles de ciudadanos se manifestaban ante el Parlamento griego, en la plaza de la Constitución, para protestar contra el austericidio impuesto desde Bruselas y  exigir la dimisión del gobierno.
 
Se celebraron nuevas elecciones, que ganó el partido Coalición de  Izquierda Radical, Syriza. Ahora, los griegos exigen que Syriza se deje de disimulos y ponga  fin a la angustiosa situación económica del país. En Syriza, además de los partidarios del llamado socialismo democrático, están reunidos ecologistas de izquierdas, maoístas, trotskistas, eurocomunistas y euroescépticos. Su líder parlamentario es Alexis Tsipras.

El nuevo partido español, Podemos, mantiene una estrecha relación, con su gemelo heleno.  Durante la campaña electoral griega, estuvo presente una delegación con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que fue la estrella del mitin de Syriza en Atenas. Según las encuestas, Podemos ocupa  ya el segundo puesto, detrás de los gobernantes  conservadores (PP). Los socialdemócratas (PSOE), han ido a parar al tercer puesto. Muchos ingenuos, cabreados con el PSOE, creyeron poder castigar a los socialistas eligiendo al PP, el partido sociopolíticamente más duro, que impone por encima de todo las directrices del motor de la UE,  Angela Merkel, muy satisfecha con su colega  español, Rajoy.  Por lo demás, en Grecia han quedado reducidos a  meras sectas los antaño fuertes partidos “Nueva Democracia” (conservador) y el PASOK (socialistas, socialdemócratas).
 
Con la elección del partido de extrema izquierda, Syriza, aún está en el horizonte la solución que satisfaga a  la gran masa de  griegos no ricos. Ante la amenaza de abandonar la eurozona, lo cual podría significar el fin del sueño de una Unión Europea, Bruselas busca un remedio que no sea utópico. Las miradas se dirigen hacia el Banco Central Europeo (BCE), que empieza a perder la paciencia. Según la importante publicación financiera alemana, Handelsblatt, su máximo dirigente, Mario Draghi está más que harto del tira y afloja con el Ministro de Finanzas griego, Yani Varoufakis, y no estaría dispuesto a prolongar las negociaciones con el gobierno heleno mas allá del próximo 11 de mayo, lo que podría llevar a un "corralito" bancario en Grecia y a una ruptura de la zona Euro.
 
Pero el nuevo gobierno griego aún tiene otros ases en la manga: ahora hace correr el rumor de un trabajo más estrecho con Rusia y la promesa de Moscú de conceder a Atenas un sustancial crédito. Rusia es el primer socio comercial de Grecia. Otro comodín de los helenos es China, con la que los griegos también considerarían la posibilidad de una cooperación.  Para Bruselas, el abandono por parte de Atenas de la UE sería un duro golpe, también de carácter estratégico: como los demás miembros de la Unión, Grecia pertenece hasta ahora a la OTAN. Nadie sabe lo que podrían hacer después los dirigentes de Syriza.
 
A mí,  todo esto me hace recordar el dicho, procedente de La Eneida de Virgilio: "Timeo Danaos et dona ferentes" (“Temo a los Griegos incluso cuando traen regalos”).  Dice la leyenda que los griegos no podían tomar Troya por la fuerte  resistencia de su ejército y de sus pobladores. Idearon una treta: construyeron un gran caballo de madera, en cuyo interior escondieron a guerreros y lo llevaron ante los muros de la ciudad.  Los guardianes de Troya cayeron en la trampa y  colocaron el singular regalo en su plaza principal. Por la noche, los soldados  griegos, fuertemente armados, salieron del armatoste, mataron a los centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para que entrase el ejército griego, que sorprendió a la población dormida e indefensa.  Así tomaron los griegos Troya. ¿Estamos ahora ante un nuevo caballo de Troya llamado Syriza?
 
 
 
 
 
 
 
 

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