lunes, 8 de junio de 2015

Curiosidades



Creía que estaba curada de espantos hasta que vi esta noticia en la tele. Me quedé alucinando a cuadros y pensé en voz alta: “desde luego, hay gente para todo”. Claro que la noticia, aireada primero por toda la prensa británica y después por la europea, se las trae. Y sí no, juzguen ustedes mismos.

Se trata de  una paseadora de perros profesional, la señora Angie Barlow, una inglesa de 48 años con mala dentadura debido a su adicción al tabaco, que le tenía pánico al dentista desde el día en el que un odontólogo le sacó un diente a su madre y descubrió que tenía cáncer de garganta. Así que desde que Angie empezó a perder piezas dentales hará más o menos una década, a la insensata no se le ocurrió otra cosa mejor para no dejar al descubierto el agujero que pegar el diente que se le había caído con Súper Glue. Ya se podrán imaginar el resultado.

Dado que Súper Glue es un pegamento muy eficaz pero altamente tóxico, utilizar ese método tan drástico le supuso a Angie la pérdida del 90 por ciento del hueso de la mandíbula superior que servía de soporte a su dentadura.
 
Cuando el aspecto de su boca era ya impresentable y no se atrevía ni tan siquiera a hablar con la gente sin tener que tapársela, Mrs. Barlow decidió ponerse en manos de un famoso equipo de odontólogos para que intentasen arreglar el desastre. El equipo de la Dra. Serpil Djemal, del King’s College Hospital de Londres, en una intervención que duró casi cuatro horas, tuvo que retirar la mayor parte de sus dientes y reforzar la mandíbula con material de última generación para poder fijarle después los implantes de titanio que servirían de soporte a los dientes de cerámica.
 
El resultado ha sido espectacular. Angie es feliz y se siente maravillosamente bien. Por su parte, la Dra. Serpil declaró a la prensa que jamás en toda su carrera se había enfrentado a una dentadura en peores condiciones. Lo que se tradujo, claro, a la hora de presentarle sus honorarios a la Sra. Barlow (aproximadamente 25.000 euros). Los ahorros de toda una vida para poder volver a sonreír sin complejos.
 
Margarita Rey
 
 
 

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