sábado, 27 de junio de 2015

Pincelada: Dos actores más que se han ido para siempre



En los últimos tiempos se nos van a pares. Cierto, por suerte para ellos han conseguido alcanzar una edad avanzada, pero esa no es razón para que  sentir  menos su muerte. Me refiero a Marujita Díaz (83? años) y a Patrick Macnee (93 años) que, con un par de días de diferencia, nos  han dejado para siempre.

María del Dulce Nombre Díaz Ruiz, más conocida como Marujita Díaz, esa sevillana bonita y graciosa del barrio de Triana que tan bien hacía chiribitas con los ojos, era hija de un tramoyista y se subió por primera vez a un escenario con la tierna edad de seis años. Sería el pistoletazo de salida hacia una larga y polifacética carrera, que se desarrolló en la España franquista, durante la cual fue tonadillera, actriz, cómica y vedette de revista, hasta terminar como personaje friki, protagonista de sórdidos y picantes episodios sentimentales, aireados previo pago en los platós televisivos y las revistas del corazón.

Recuerdo haberla visto actuar siendo yo muy niña (bastante antes de operarse la nariz) junto al gran Antonio Molina y a un jovencísimo Tony Leblanc en la película “El pescador de coplas”, una de esas españoladas de los años 50 y 60,  y la verdad es que tenía chispa y cantaba bastante bien.

Tras casarse dos veces (con el playboy Espartaco Santoni y con el bailarín Antonio Gades) finalmente optó por elegir sus parejas a la carta. Hacía ya muchos años que nadie le ofrecía un papel, ni como actriz ni como cantante. Se había convertido en una caricatura de sí misma, con la cara operada y maltratada por el bótox. Sus escasas apariciones, ataviada de forma extravagante y cargada de aparatosas joyas como un árbol de Navidad andante, eran como invitada a programas de la prensa rosa, donde por un buen pellizco de dinero no tenía reparos en desvelar detalles íntimos de su vida privada. Su último romance conocido (que pudo ser sólo un montaje) con un cubano cuarenta años más joven, un tal Dinio, al que se dedicó a exhibir por todos los platós de España, hizo correr ríos de tinta.

Marujita tenía fama de ser más agarrada que un chotis. A lo largo de su vida, amasó una importante fortuna que incluye varios inmuebles, cuadros y alhajas de gran valor. Un patrimonio que ahora heredará su sobrina Reyes, a la que estaba muy unida.

Falleció del cáncer, que padecía hacía varios años y que creía haber superado, el pasado lunes en una clínica madrileña.

El segundo finado de la semana, el actor británico Patrick Macnee, falleció ayer en su casa californiana de Rancho Mirage por causas naturales, encarnó al exquisito y sibarita agente secreto John Steed en la serie de televisión británica de los años 60 en “Los Vengadores” (“The Avengers”).

Me acuerdo muy bien de que yo ya empezaba a entender los diálogos en inglés, cuando vi la segunda temporada de la serie en Inglaterra (con Honor Blackman en el papel de Cathy Gale) en el 64,  mucho antes de que llegase a la pequeña pantalla de nuestro país. Causó furor el ceñidísimo mono de cuero con que iban ataviadas las compañeras de aventuras de John Steed. Seguro que fue este uno de los motivos por los que esta serie no se pudiese estrenar en la España pacata de la época hasta casi finales de los sesenta.

Sin embargo su pareja más conocida fue Diana Rigg, que bordó el papel de Mrs. Peel. Si Honor Blackmann (que gracias a "Los Vengadores" obtuvo poco más tarde el papel de chica Bond en Goldfinger) representaba a una cerebral pero muy sexy científica, Emma Peel fue el no va más de la modernidad: liberal, independiente, feminista y con andares de pantera levantaba pasiones en los jóvenes y nos hacía morir de envidia a las muchachitas de la época. Por cierto, hay que ver lo terrible que es envejecer: ví el otro día a Diana Rigg en su último papel de Olenna Tyrell, matriarca de la Casa Tyrell en "The Queen of Thorns" (Juego de tronos) y sentí una pena inmensa por lo mal que la pobre lleva los años. Desde luego, si se ha hecho alguna vez retocar el físico, habría que mandar al cirujano a Siberia.

Pero volvamos a la serie.  "Los Vengadores", que se emitió durante muchos años en blanco y negro, pasó al color a finales de los 60. Por aquel entonces yo ya vivía en Alemania y la seguía con regularidad. Allí se llamaba “Mit Schirm, Charme und Melone” (Con paraguas, charme y bombín). No necesito recordarles que tanto el paraguas como el bombín son los dos accesorios british por excelencia y totalmente imprescindibles para un gentleman de la City londinense. John Steed, con sus trajes de Saville Row hechos a medida, sabía utilizarlos como pocos. Especialmente, el sombrero de alas tuneadas, que utilizaba de arma arrojadiza para reducir a los malos, malísimos con los que tenía que lidiar en cada uno de los episodios de ese exitoso producto de teleficción. Claro que, al igual que el recientemente fallecido Christopher Lee, Patrick Macnee tenía un porte y una elegancia que le venían de cuna (su familia era de origen aristocrático y él había estudiado en el famoso y carísimo Eton College). La serie se terminó cuando Diana Rigg, una reconocida actriz de teatro, dejó Los Vengadores y fue reemplazada por otra actriz sin ningún tipo de carisma. Los índices de audiencia cayeron en picado y los directivos ordenaron finalizar el proyecto.

A pesar de la enorme cantidad de papeles que Patrick Macnee interpretó en el teatro, el cine y la pequeña pantalla a lo largo de su prolongada carrera en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos, el actor pasó a la posterioridad por su papel protagonista en “Los Vengadores”. Una verdadera injusticia dados su versatilidad, riqueza de registros y enorme talento a la hora de meterse en la piel de cualquier personaje.

¡Descansen ambos en paz!

Margarita Rey

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