viernes, 27 de noviembre de 2015

Atalaya: El bilingüismo






Durante este siglo XXI y los siguientes, el panorama lingüístico mundial se distanciará mucho del de la actualidad. Hay lingüistas que pronostican que en el futuro sólo existirán dos lenguas mundiales: el inglés y el español. Otros van más lejos y predicen una “coiné” o lenguaje común resultante de una mezcla entre ambos idiomas, algo así como el “spanglish” (utilizado ya, aunque poco desarrollado, por los hispanos en Estados Unidos). Si un hispano dice “rufo” está hablando del tejado (en inglés “roof”). La “carpeta” no es lo que nosotros sabemos, en “spanglish” significa “alfombra” ( en inglés, “carpet”).  En algún lugar he leído que “El Quijote” ya ha sido traducido al “spanglish”. Aunque, a la hora de hablar de lenguas universales en el futuro, no hay que pasar por alto el chino mandarín, hablado por  más de mil millones de personas.
 
Lo que sí podemos observar ya es el aumento de bilingües en nuestros días. España ha sido un tanto reacia a aprender otros idiomas. No en vano, el español (castellano), era la “lengua del Imperio, aliada de la espada”. Hoy, los planes de enseñanza contemplan el inglés y el alemán (que ha desplazado al francés) como enseñanza obligada y optativa, respectivamente, desde los párvulos a los universitarios. También el español está ocupando un lugar destacado en escuelas, institutos y universidades extranjeros, impartido por profesores universitarios españoles. Muy importante para la difusión del castellano en el extranjero son los Institutos Cervantes, instalados en las más importantes ciudades de todo el mundo, hasta en Pekín. La central de formación de docentes de los Institutos Cervantes está en Alcalá de Henares, lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra. La fundación del Instituto fue patrocinada por los a la sazón reyes de España, don Juan Carlos I y doña Sofía el 21 de marzo de 1991.
 
De las universidades españolas salen hoy en día  profesores de idiomas, que dominan la materia (no como en el siglo pasado) y han ampliado estudios en París, Inglaterra e Irlanda). O en Alemania (Heidelberg, Tubinga, Hamburgo, Múnich, Berlín…). En España también trabajan profesores nativos de esos países en régimen de intercambio académico.

Por muy bien que se domine un idioma extranjero, lo ideal es que desde la guardería o centro de educación preescolar hasta la Universidad, enseñen también profesores nativos. En cuanto a los niños pequeños, sería deseable que sólo se comunicaran con una mujer o un hombre nativos, para que en la base del posterior estudio exista una persona de referencia del país en cuestión. Las lenguas tienen mucho que ver con el mundo, no sólo cognitivo, sino también afectivo o sentimental. Existen libros muy interesantes sobre la psicología del lenguaje, que se pueden hallar en internet y que, como dice el lingüista Chomsky (y Sapir o Saussure – “Lengua y habla”-), es en el fondo el mismo fenómeno humano.
 
También hay personas que saben varias lenguas. Son los políglotas. La mayoría sólo domina la lengua escrita o hablada. Es natural que cuando utilicen una de las lenguas que saben cometan errores gramaticales o de prosodia.

En cuanto al capítulo esencial del bilingüismo, según avanza la ciencia (en este caso la psicología),  se están eliminando absurdo prejuicios, desde que el bilingüe no tiene patria (al revés, tiene dos patrias) hasta la estúpida afirmación de que los bilingües son enfermos mentales, esquizofrénicos.

Las dos (o más lenguas) responden a las circunstancias en las que se desarrolla la existencia de un individuo. Pertenecen a su identidad que es mutable y que va forjando su “Yoidad” o su Yo.  A quien desee profundizar en este tema le recomiendo la lectura del escritor sefardí, Elias Canetti, sobre todo “Die gerettete Zunge” (“La lengua salvada”). En su niñez Canetti oía  preferentemente ladino (el castellano que se hablaba en tiempos de los Reyes Católicos, que expulsaron de España a los judíos). Éstos se establecieron en el Norte de África, en los Balcanes, (también en Grecia), y en Turquía. Los Canetti vivieron en los Balcanes. El niño Elías hablaba en rumano con su niñera. La madre estaba empeñada en que su hijo aprendiera el alemán, pero éste prefería el inglés, que era la lengua en la que hablaban sus padres. Pero curiosamente a Canetti se le despertó después un gran interés por el alemán. Escribió sus numerosos libros en la lengua de Goethe, aunque residía en Londres. Todavía hoy podemos encontrarnos con sefarditas (Sefarad=España) en Europa del Este y conversar con ellos, ya que el ladino se entiende bien. En Israel existe una numerosa colonia de sefarditas, que escuchan radios españolas o ven la Televisión exterior de España. Los hebreos de otras etnias consideran a los sefarditas como los “aristócratas entre los judíos”.
 
Si el presidente de la Generalitat, Artur Mas, afirma que su  patria es el catalán está dejando al descubierto un problema de identidad. Seguro que el señor  Mas no podría a la larga sentirse realizado sin el castellano. Hay también un motivo de soberbia si Artur Mas cree tener más poder en catalán que en castellano.
 
¿Mejor cabeza de ratón que cola de león? Artur Mas, como la mayoría de los catalanes, deben a su bilingüismo su cultura, su prosperidad  y su prestigio en España y en el Extranjero.
 
 
 

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