lunes, 18 de abril de 2016

Atalaya: Erdogan y las ovejas


 


 
Francamente. Ya me he cansado de darles a ustedes la vara con el interminable culebrón de la corrupción, que hasta este momento ha tenido su cénit en la dimisión del ministro en funciones de Industria José Manuel Soria que ha hecho todavía más insostenible la actitud de Rajoy y agravado la crisis política en España. Soraya (fiel alumna de Rajoy en el arte de mentir, aunque no te crean), convirtió incluso la dimisión del presunto corrupto y amiguete de don Mariano, en un acto heroico por parte del dimisionario y un sacrifico por el PP.

Por si faltaba poco, ahora aparecen los llamados papeles de Panamá, con una relación de los prohombres extranjeros y españoles que ponen a buen recaudo los euros robados a sus respectivos pueblos. Y, como es natural, aquí todos se vuelven amnésicos, extranjeros como españoles, aunque estén bien claras sus firmas como presidentes o secretarios de las fraudulentas empresas, offshores. Y como también es natural, Rajoy, por lo que respecta a “empresarios” españoles (a los demás no los conoce) mira a otro lado y calla, sin sonrojarse, en las conferencias de prensa o ante el Congreso en funciones. Seguro que, por lo menos, si conocerá a Mario Conde, que también ha ingresado hace un par de días de nuevo en el talego.

Bien. No me apetece escribir ahora sobre este pestilente aspecto de nuestra política (tal vez sea éste el nuevo sistema político “democrático” que desean implantar los que mandan, los capitalistas, como complemento al neoliberalismo, que aumenta el lucro a costa de empobrecer al pueblo). Hoy voy a escribir sobre el conflicto entre Berlín y Ancara, desatado por un humorista alemán, Jan Bömermann, de la segunda cadena de la televisión pública alemana, ZDF. El caso recuerda algo al de los titiriteros, que fueron a la cárcel por su representación (para mí, una muy mala ocurrencia) de una obrita en la que supuestamente, según las autoridades, hacían apología del terrorismo (ETA). En este caso, en su espacio en la ZDF, el humorista alemán la tomó con el presidente turco recitando un poemita con muy mala uva dedicado a Erdogan. La reacción de Turquía no se hizo esperar (en Alemania residen más de tres millones de turcos, musulmanes): amenazó a Berlín con romper las relaciones diplomáticas. Apenas se había recibido la nota otomana, el humorista de marras volvió a la carga. Esta vez, rozando un rumor turco de que el Presidente Erdogan sería un pederasta, el humorista, entre otros piropos, llamó a Erdogan “follaovejas”. El gobierno federal se incautó del vídeo en cuestión y atrajo en su contra las iras de los medios alemanes de comunicación, que acusaron al Gobierno alemán de vulnerar la libertad de expresión. A mi parecer, la libertad tiene sus límites allí donde comienza la libertad de otros. Erdogan, un dictador islamista, que se hace pasar, como el resto de su gabinete, por moderado, no puede ser protegido con el silencio por sus violaciones de los derechos humanos. Berlín llamó a su embajador a consultas. Mientras, Erdogan se ha querellado por injurias contra el humorista Bömermann.

La Unión Europea ha encomendado a Turquía que traslade de la isla griega de Lesbos a territorio turco a los millares de refugiados e inmigrantes sin papeles, procedentes de Siria y otros países árabes. Lesbos ya ha superado con mucho su capacidad de acogida. En Turquía, las autoridades harán una selección de los emigrantes y expulsarán en caliente a aquellos que no sean auténticos refugiados políticos. En cuanto a los refugiados, los países de la UE presentarán  el cupo de musulmanes que pueden acoger. Alemania hablaba de unos cien mil.

La opinión pública internacional ha criticado como “falta de iniciativa” por parte de la UE, permitir que un país musulmán, islamista, decida sobre fugitivos musulmanes. ¿Quién garantiza el correcto proceder en asunto tan trágico como delicado?. En el mundo árabe, Turquía es conocida como régimen autoritario y criptoislámico. Una unión entre Turquía y el llamado Estado Islámico (Daesh), cambiaría la faz de los países musulmanes y sería para Occidente el mayor peligro desde Lepanto. Turquía ha solicitado en diversas ocasiones el ingreso en la Unión Europea (a la sazón, Comunidad Económica Europea y, antes, Mercado Común). Pero los intentos turcos no han prosperado. Bruselas rechaza los deseos de Ankara con el argumento: primero democracia y respeto de los derechos humanos (curdos y armenios, incluidos), después, ya se verá.

¿Conseguirá Turquía un paso hacia Bruselas con el acuerdo acerca de los refugiados? Los refugiados sirios tienen más miedo a  Turquía que a Siria. Ellos quieren ir a Alemania. Ya veremos adónde irán a parar, con sus esposas y niños.
 
 
 
 

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